La ola de feminicidios no se detiene en Paraguay

Últimamente, leer sobre casos de feminicidios ya se volvió casi como una cuestión común en nuestro país. Y justamente ese es el problema, no debería ser algo “normal”, ni en esta, ni en cualquier sociedad. ¿Pero cómo evitar o disminuir los casos? Lastimosamente no hay una solución inmediata. Hay que atacar el problema de raíz y trabajar culturalmente. Lo cierto es que los crímenes contra mujeres son cada vez más espantosos. En lo que va del año, ya hubo 14 víctimas.

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El último feminicidio que conmocionó al país se produjo hace una semana en Ciudad del Este, justo en el Día de la Madre.

La víctima fue la costurera Emilia Josefina González Martínez, de 30 años de edad. La mujer fue degollada por su expareja, un taxista 20 años mayor, que la atacó frente a la hija de nueve años que tienen en común.

¿El motivo? Emilia no quería volver definitivamente con el padre de su hija, quien acudió a la casa justamente para tratar de reconciliarse.

El taxista y la costurera estaban separados y con una orden de alejamiento de por medio. Pero a través de un acuerdo privado, el hombre logró volver a la casa, para por lo menos estar cerca de su hija. Pero como no consiguió recuperar a su mujer, la mató de una manera espantosa.

El feminicida, después del crimen, se quitó la vida al encerrarse en la valijera de su taxi, donde se asfixió tratando de prenderle fuego al vehículo.

Una ley especial 

La ola de feminicidios rebrotó en Paraguay desde hace un par de años, y cada año las cifras van aumentando.

El 2017 cerramos con casi medio centenar de mujeres asesinadas por cuestiones de género o bajo las circunstancias descriptas en la Ley 5777 de protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia.

Esta normativa fue promulgada en diciembre de 2016. En mayo de 2017 se conoció la primera condena de 26 años de cárcel, por un caso ocurrido en Santa Rita.

No se pueden prevenir 

Los cada vez más constantes casos de feminicidio provocaron, con justa razón, la conformación de varias corrientes feministas en Paraguay, algunas de ellas con ideologías, propuestas e iniciativas muy coherentes y sanas, aunque también existen otras agrupaciones similares con filosofía radical y generalmente errada.

Lo cierto es que, lamentablemente, los casos puntuales de feminicidios son muy difíciles de prevenir, porque ni la Policía, ni la Fiscalía ni las feministas lastimosamente pueden estar dentro de cada hogar, que de hecho son un mundo aparte.

Eso sí, denunciar a tiempo los casos de violencia familiar puede constituir un elemento fundamental para llegar a salvar vidas de mujeres maltratadas.

Pero en este sentido, también hay que reconocer que muchas veces son las propias víctimas las que aceptan de nuevo a sus agresores, que después pasan a ser sus asesinos.

Sin embargo, ninguna mujer puede ser juzgada por esta ni otra conducta, porque cada hogar es un mundo aparte.

¿Ayuda publicar los casos? 

Algunas corrientes feministas son de la idea de que no conviene publicar los casos de feminicidio, para no “enseñar” ni inducir a los potenciales feminicidas o para no propagar la sicosis.

Pero en opinión de otros, no incide en nada el hecho de dar a conocer los crímenes contra mujeres.

De hecho, es justamente gracias a la presión de la prensa y de la sociedad que se diseñó la ley especial que castiga este hecho.

Sin embargo, si conviene o no publicar los casos de feminicidio es solamente una cuestión de criterios y no debe ser una regla obligatoria.

La solución a largo plazo 

A corto plazo, no hay una forma de erradicar los casos de feminicidio.

Nadie ajeno a la familia afectada puede adivinar lo que va a pasar, pero avisar a tiempo sobre los maltratos sistemáticos sí puede ser útil para las autoridades, para que apliquen medidas.

De ahí a que los hombres procesados las incumplan o que las mujeres afectadas reviertan su postura, es ya otra cosa muy distinta.

La única solución factible es trabajar culturalmente, crear campañas de concienciación, incentivar a las mujeres víctimas a denunciar los maltratos y a mantenerse firmes después en su denuncia.

Precisamente, para que las mujeres víctimas de violencia puedan sentirse seguras de sostener su caso es necesario también que las autoridades otorguen garantías y no impunidad. Ni las víctimas ni las autoridades pueden flaquear ante este problema tan grave.

Con relación a los potenciales feminicidas, las elevadas condenas que tienen que empezar a producirse podrían al menos generar miedo entre los hombres violentos. Lastimosamente, el paraguayo aprende solo con el castigo severo.

Con simples medidas o advertencias, no vamos a avanzar mucho.

ileguizamon@abc.com.py

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