Belleza en el canto

Escuchar una interpretación lírica o popular nos permite apreciar el virtuosismo del cantante, el que, narrando una historia armonizada por los acordes musicales, busca transmitir la belleza de su don. En algunos casos, este logra una conexión sensible y profunda con el público, y podríamos decir que es entonces cuando la magia emanada del talento surge y se mimetiza en las vibraciones del sonido.

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Sara Benítez (25) conjuga las destrezas de su voz con un carisma avasallante. Estudia canto en el Conservatorio Nacional de Música (Conamu), de Asunción, con la maestra Marisol Soto, perfeccionando su técnica con profesores internacionales. Ingresó en el Coro de la Ópera de la Universidad del Norte, en el cual no tardó en debutar como solista en Don Giovanni, de Mozart, en el papel de Zerlina. Su extraordinaria Rosina, en El barbero de Sevilla, de Rossini; y el dificilísimo rol de Nannetta en Falstaff, de Verdi, le valieron el título de soprano principal. Representó al Conamu en la ópera contemporánea El guardainfantes, de David Gálvez, en el Palau de les Arts Reina Sofía, de Valencia (España).

A solo dos días de protagonizar La tejedora de ñandutí –pieza en la cual expondrá su amplio caudal vocal e interpretativo, rasgos por los que la calificaron como una de las artistas emergentes más destacadas de la escena cultural paraguaya–, nos habla acerca de su carrera y su perspectiva respecto al canto lírico actualmente.

¿Cuál es el proceso que abordás al estudiar un personaje o su interpretación?

Comienzo con la partitura, la obra literaria original, los videos de diversas compañías, y prosigo con los directores musicales y escénicos.

A partir de las similitudes y diferencias del estilo lírico y popular, ¿tenés alguna preferencia?

Aparte de la diferente técnica vocal, el estilo lírico tiene mayor complejidad musical, pero la gracia y espontaneidad de lo popular encantan al público, sobre todo con el repertorio paraguayo. Diría que es el estilo lírico en el que quiero desenvolverme hoy por hoy, porque necesitamos más profesionales en esa área.

Contanos cuál es tu compositor local favorito y el internacional, y por qué.

Soy una gran admiradora de los clásicos operísticos, como Verdi y Puccini, pero para mi voz siento un afecto especial por Mozart y los maestros del bel canto, como Rossini. A nivel local, el mayor compositor paraguayo es, sin duda, José Asunción Flores, aunque también siento gran amor por Juan Carlos Moreno González y Florentín Giménez.

Acerca del estudio del canto lírico en el país, ¿cuáles son sus principales virtudes y falencias?, ¿y cómo podrían mejorarse?

Lo que empezó con la gran cantante paraguaya Sofía Mendoza está en muy buen camino. La maestra Ana María Casamayouret y muchos otros que pasaron por sus enseñanzas mantienen vivo el amor por el canto en nuestro país, destacándose en los conservatorios nacionales y privados que forman parte de la nueva generación y, aparte de la llamada escuela italiana de canto, traen otras con nuevas y variadas técnicas. Cuando fui al extranjero, noté que la experiencia ganada en el escenario me ubicó en estándares iguales a los de cualquier otra compañía internacional. El intercambio es fundamental para impulsar el canto lírico.

Desde el plano de las construcciones culturales mediante el arte y sus expresiones, ¿en qué lugar está hoy el estudio del canto lírico?

Hay una generación que verdaderamente ama esta corriente, acompañada por un público creciente que aprendió a valorar y disfrutar del arte operístico, como en las grandes ciudades del mundo. Tal despertar fue impulsado por iniciativas privadas, pero es una pena que en más de 200 años de existencia como República ni el Estado ni la Municipalidad se hayan preocupado de crear una compañía profesional de ópera.

Contanos de tu participación estelar en la zarzuela La tejedora de ñandutí.

Me siento muy honrada por la invitación y guardo los mejores recuerdos de mi debut con esta obra hace ya seis años. En esta oportunidad daré vida a Rosalía, una humilde, pero aguerrida tejedora de la ciudad de Itauguá. Además, se trata de la primera zarzuela compuesta por Juan Carlos Moreno González, con libreto de Manuel Frutos Pane, lo cual agrega mayor relevancia para mí. La puesta –que subirá a escena el próximo lunes 15, a las 20:30, en el Teatro Municipal de Asunción– es del elenco del santuario María Auxiliadora y la Orquesta Ipú Paraguay.

¿Cómo ves las nuevas creaciones artísticas, en letra y música?

Después de la gran generación de Flores, Pérez Cardozo, Herminio Giménez, Moreno González, Demetrio Ortiz, en los años 30 surgió el Nuevo Cancionero Paraguayo; en los años 70, con compositores como Maneco Galeano y Carlos Noguera, poetas como Juan Manuel Marcos e intérpretes como los de Vocal Dos, que levantaron su voz ante la dictadura. En la actualidad hay varios músicos jóvenes que buscan nuevos caminos y, sobre todo, no se quedan sumidos en la resignación, dejando de componer ni de trabajar por la música en el Paraguay por no contar con apoyo del Estado, sino que, por el contrario, luchan por enaltecerla con nuevas creaciones.

¿Cómo se podría potenciar el desarrollo de las artes escénicas en nuestro país?

Se pueden adoptar muchas medidas, desde incentivos tributarios al sector privado hasta inversión directa del presupuesto nacional. Aumentar significativamente los recursos del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec), por ejemplo, podría ser un buen paso para comenzar. Hasta me animo a pedir a las autoridades las reparaciones de los teatros como el Municipal, cuyas refacciones hechas en años anteriores robaron la acústica que tenía.

Con una férrea convicción en sus ideales y en pos de un mejor posicionamiento del canto lírico en nuestro país, Sara continúa descollando gracia y un caudal de talento admirable, mientras nos regala la belleza de su canto.

Sara Benítez

Con una carrera que hoy la posiciona como una de las figuras más destacadas de la lírica nacional, la joven da muestras de un gran compromiso con la cultura, a solo dos días de interpretar el protagónico de la zarzuela La tejedora de ñandutí.

Lírica en el Paraguay

Aunque el estudio y los espectáculos líricos en el país se remontan a la posguerra –época de compañías itinerantes, sobre todo argentinas– su desarrollo y auge se dio a mediados de los 30. En 1946 se estrenó La tejedora de ñandutí, primera zarzuela paraguaya devenida del estilo español. Tras estudiar en Italia, Sofía Mendoza formó a desatacados maestros de la lírica, como Ana María Casamayouret, Rosa González y Luis Gaona. Hoy sobresalen nacional e internacionalmente las sopranos Marisol Soto, Rebeca Arramendi, Rosana Sosa Suárez, Jessica Bogado; los tenores Justo P. Rodríguez, Héctor Candia, Reinaldo Samaniego; las mezzosopranos Monserrat Maldonado y Victoria Coronel, entre otros. El canto lírico conlleva años de intensa práctica y teoría, enfatizando clases de piano, solfeo, vocalización, historia de la música, etc.

carlos.canete@abc.com.py

Fotos Gustavo Báez, gentileza

Agradecimientos Maquilló Patricia Ríos y peinó Carlos Barrios, ambos para Dino Haute Coiffure

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