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“No podemos tener un Estado pobre y otra gente que esté mejor que el Estado, cuando todos los gastos se deben afrontar con las recaudaciones””, se refería Cartes durante los primeros tiempos de su Gobierno a los sectores que se enriquecen a través de las operaciones aduaneras. Las palabras del presidente fueron olímpicamente ignoradas por la misma cofradía de funcionarios conocidos como los “magos de las finanzas”, que históricamente amasaron millonarios bienes con salarios que en la realidad apenas alcanza para sobrevivir.
Con el exdirector Nelson Valiente a la cabeza y mientras dos millones de paraguayos padecen en la pobreza, en Aduanas por ejemplo, un joven, Luis Roberto Pintos, sin título universitario, con un salario de entre G. 12,5 millones y G. 20 millones en los últimos tiempos, amasó unos G. 4.600 millones en bienes entre 2014/2017.
Valiente, meses después de asumir el cargo, registraba una moderna y amplia casa veraniega en San Bernardino, inauguró un complejo deportivo de US$ 1 millón en Villa Elisa. Detrás del exmandamás, se enriqueció un séquito de leales al poder de turno, como Adolfo Almirón, Nelson Mancuello, Nitder Samudio, Javier Agüero, Alcides Brizuela, Elvis Carrera, Jhon Guanes, entre otros.