Memorias del stronismo

Un tenebroso viaje

Hay un "portal" donde los visitantes reviven en parte los momentos de terror sufridos por 10.000 personas durante la dictadura. El lugar se asienta en el antiguo local de "La Técnica", uno de los principales centros de tortura de Stroessner.

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El Museo de la Memoria de Asunción constituye un recordatorio de los peores momentos que debieron pasar quienes osaban oponerse al régimen de Stroessner.

Las piletas, picanas eléctricas, cachiporras, grilletes y los nombres de los desaparecidos brindan una idea del nivel de terror infundido por la dictadura para lograr un país de “paz y progreso”.

El lugar, inaugurado como punto de exhibición en el 2005, aún conserva las antiguas celdas de castigo y tortura y varios elementos originales de la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos, conocida simplemente como "La Técnica".

La dictadura preparó el sitio, ubicado sobre Chile Nº 1.072 casi Jejuí, con el asesoramiento del coronel norteamericano Robert Thierry.

“Era un lugar instalado para acabar con el comunismo. En las celdas entraban 80 personas”, comenta Martín Ibarrola, actual encargado del Museo de la Memoria.

Se estima que entre 1956 y 1992, unos 10.000 opositores fueron llevados al lugar, de los cuales 3.000 murieron debido en las torturas, según señala.

El lugar siguió funcionando durante tres años después de la caída de la dictadura hasta que en diciembre de 1992 se descubrieron los Archivos del Terror, en Lambaré.

“Revisando los documentos se constató que el lugar todavía estaba funcionando y el 23 de diciembre, un día después, se dispuso la clausura de 'La Técnica'”, relata.

Comenta que las autoridades del lugar habían “limpiado” el edificio de los elementos de tortura, como las piletas, y hasta las celdas fueron retiradas.

“Sacaron las evidencias, pero pudimos recuperar en parte y hasta las celdas volvimos a traer”, destaca.

La reconstrucción de “La Técnica” como museo se realizó en base a videos encontrados en los Archivos del Terror.

El régimen de Stroessner utilizaba “La Técnica” como un centro de interrogatorio para los presos políticos.

La idea era obtener por la fuerza información que contribuya a la lucha contra el comunismo y otros grupos como sindicatos y gremios campesinos o dirigentes de partidos opositores.

Cuando la polca sonaba fuerte en la celda de castigo, ya los detenidos sabían que se iniciaba una “sesión de tortura”, cuenta Ibarrola.

Comenta que varias víctimas de la dictadura que estuvieron presas en el lugar visitaron el museo y revivieron los momentos de terror.

“Un señor visitó el museo y al ver la pileta se transformó y salió gritando y pidiendo no entrar a ese lugar”, relata.

Se trata de uno de los presos que -aunque no fue torturado- era el encargado de limpiar el lugar luego de las torturas.

“Me dijo que no le habían torturado, porque sabía 'andar bien' con los policías, pero que encontraba de todo en esa pileta”, detalla.

“Las cosas que yo limpiaba y que le hacían a mis compañeros”, agregó en la ocasión el hombre, según recuerda Martín Ibarrola.

El museo, abierto de 09:00 a 16:00 de lunes a viernes, recrea una parte de la historia paraguaya que no debe olvidarse, una página negra que no debe volver, donde un régimen persiguió y torturó durante 35 años.

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