En una comparecencia de prensa, el portavoz de la Cancillería china Lin Jian declaró que la realización por parte del Ejército Popular de Liberación (EPL, Ejército chino) de estos ejercicios constituye “un severo castigo” contra las “fuerzas separatistas” taiwanesas que “buscan la secesión mediante el uso de la fuerza”.
El vocero denunció que las autoridades del Partido Democrático Progresista (PDP, gobernante de Taiwán) “persisten obstinadamente en su postura de ‘independencia de Taiwán’” y tratan de apoyarse en Estados Unidos “para buscar la secesión”, sin escatimar recursos económicos para convertir a la isla en un “polvorín”.
“Las fuerzas externas que utilizan a Taiwán para contener a China y arman a Taiwán no harán sino alimentar la arrogancia del ‘independentismo taiwanés’ y empujar el estrecho de Taiwán hacia una situación de grave peligro bélico”, advirtió Lin, quien recalcó que la cuestión taiwanesa es el “núcleo de los intereses fundamentales de China”.
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“Cualquier conducta perniciosa que cruce líneas rojas y provoque en el asunto de Taiwán se enfrentará sin falta a una respuesta firme por parte de China, y cualquier siniestra maniobra destinada a obstaculizar la ‘reunificación’ de China no tendrá éxito”, agregó el portavoz.

Los ejercicios, denominados “Misión Justicia-2025″ y que se prolongarán hasta el martes, tienen lugar después de una nueva escalada de tensiones en el Estrecho, en un contexto marcado por el refuerzo del apoyo militar estadounidense a Taipéi y por recientes visitas a la isla de políticos japoneses, en un momento de deterioro de las relaciones entre Pekín y Tokio por la cuestión de Taiwán.
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Taiwán se gobierna de forma autónoma desde 1949 bajo el paraguas de la República de China y cuenta con unas Fuerzas Armadas y un sistema político, económico y social diferente al de la República Popular China, destacando como una de las democracias más avanzadas de Asia.
Sin embargo, Pekín siempre ha visto a la isla como una “parte inalienable” de su territorio y en los últimos años ha redoblado su campaña de presión contra ella para concretar la “reunificación nacional”, clave en el objetivo a largo plazo del presidente, Xi Jinping, de lograr el “rejuvenecimiento” de la nación china.
