Poco después de las 07:00, en el día 37 de la cuarentena sanitaria en nuestro país, se pudo notar en la intersección de la avenida Mariscal López con República Argentina un tránsito tan fluido y concurrido que hasta pareciera un día normal.
Todos encuentran la manera de justificar ante los controles su permanencia en las calles, ya sea diciendo que van a sus lugares de trabajo -hecho que en algunos casos es cierto- o alegando que se dirigen a hacer compras fundamentales para el hogar.
Lo cierto es que a simple vista pareciera que no existe orden de aislamiento, por la forma masiva en que la gente está saliendo, tanto los que tienen chapa impar como par, ignorando así completamente el decreto presidencial.
El hecho resulta preocupante, pues es precisamente la forma más peligrosa en que el COVID-19 puede propagarse.
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En teoría, la situación no debería ser de esta manera, pues el presidente de la República ordenó la cuarentena absoluta hasta el 19 de abril.
El cobro de la quincena también es un factor que puede considerarse, pues por la fecha es posible que muchos trabajadores formales hayan decidido salir a realizar compras.
En contrapartida, existen numerosos trabajadores informales y cuentapropistas que cumplen con el aislamiento y están cayendo ya en desesperación, pues se quedan sin el sustento y no tienen forma de generar ingresos.
Mientras tanto, otros simplemente deciden violar la cuarentena sanitaria ignorando completamente las disposiciones, sin tener en cuenta que nuestro sistema sanitario no está preparado para contener una propagación masiva del nuevo coronavirus.
Existen cuatro programas del Gobierno nacional con los que se pretende ayudar a los que no están generando ningún tipo de ingresos. Estos tienen asignado un presupuesto de US$ 230 millones que se inyectarán a la economía.
Hasta el momento se han lanzado los programas Ñangareko y Pytyvõ. Es importante destacar que quienes accedieron a Ñangareko y ya percibieron el pago, igualmente pueden inscribirse al programa Pytyvõ, que apunta al mismo sector.
