La Contraloría General de la República publicó hoy la primera declaración jurada que el diputado por Alto Paraná Carlos Portillo (PLRA) presentó cuando asumió la banca en su primer periodo (2013-2018).
Portillo no declaró cuentas bancarias, cuentas a cobrar ni inmuebles. Como activos, sólo informó tres vehículos, valuados en un total de 73.000 dólares, cuando el documento detalla tajante: “Los montos deberán ser consignados en la moneda oficial de la República del Paraguay al día de la declaración”. La deuda con una concesionaria también está detallada en dólares: US$ 39.000.
El diputado reportó mobiliario y equipos de oficina por G. 15 millones y G. 10 millones respectivamente. En la casilla “Otros activos” respondió: “Todos” y no completó el total de activos que disponía en ese momento.
En egresos, Portillo declaró un subtotal de G. 9.500.000, pero en el “total de egresos mensuales” declara sólo G. 3.100.000. Sumados estos montos igualmente son G. 12.600.000, cuando al sumarse todos los gastos, éstos representan en verdad G. 14.700.000.
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En ingresos mensuales, Carlos Portillo dijo tener honorarios “de profecional abogado” (sic) de G. 15 millones y afirma que percibe otros G. 7 millones en concepto de “enceñanza en la universidad” (sic).
El diputado Carlos Portillo actualmente está siendo procesado por supuesto tráfico de influencias. Habría pedido US$ 3.000 a Auda Fleitas, una procesada por estafa y producción de documentos no auténticos, a cambio de un fallo judicial. Él fue reelegido en 2018, pese a que estuvo involucrado en el escándalo de los audios filtrados que revelaron el tráfico de influencia de varios políticos.
Sin embargo, ya en 2014 el legislador saltó a la fama cuando dijo que tenía siete títulos universitarios y posteriormente se comprobó que falseó datos académicos en su curriculum presentado al Congreso.
También en 2014, Carlos Portillo presidió la Comisión de Lucha contra el Narcotráfico, pese a su ignorancia sobre drogas, hecho que quedó evidenciado en entrevista concedida a los medios de comunicación, cuando ni siquiera pudo pronunciar la palabra estupefaciente y en su lugar dijo “estupefaciento”.