Autoridades ineptas y falta de previsión saturaron el sistema

Ni el cierre total de actividades comerciales, educativas y sociales impidió la expansión del coronavirus en Paraguay, una situación que se plantea nuevamente ahora desde determinados gremios médicos y sectores de la sociedad como medida contra el colapso del sistema de salud. Un Gobierno flojo, permisivo con los amigos y la falta de control son los responsables de la situación actual. Retroceder de fases no es la solución, es seguir con responsabilidad el cumplimiento de las medidas y un giro de tuerca a las autoridades actuales.

La firma Imedic SA estaba procesada inicialmente por contrabando, pero un juez aduanero de primera instancia decidió sancionarla apenas por defraudación, un hecho menos gravoso.
Las empresas Imedic y Eurotec trajeron insumos inservibles como parte de una licitación del Ministerio de Salud. En la foto, uno de los cargamentos que llegó al país con un rimbombante anuncio... en vano.Archivo, ABC Color

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El ex presidente argentino Juan Domingo Perón dijo en una entrevista en 1973 la frase: “Al amigo, todo; al enemigo, ni justicia”. Esta fue la premisa inicial del gobierno de Mario Abdo Benítez desde que arrancó la cuarentena del coronavirus el pasado 11 de marzo de 2020.

Lo que sucedió el miércoles 22 de abril, en plena cuarentena total y dentro de un proceso de repatriación de connacionales desde el exterior, fue el primer reflejo de lo que serían los meses en que el Gobierno hizo casi nada para prevenir lo que se estaba advirtiendo en todo el mundo. Ese día, el empresario cartista Karim Salúm llegó desde los Estados Unidos y recibió un trato especial de parte de la fiscala Teresa Sosa. Mientras tanto, los comercios cerrados trataban de resistir en medio de la crisis económica.

Entonces, la informalidad comenzó a permear las decisiones que se anunciaban desde el Ejecutivo a través de las fases de la cuarentena. Hubo en los papeles medidas estrictas pero que raramente eran cumplidas o respetadas por una parte de la población.

1. Las disposiciones sanitarias no fueron para todos

El escándalo de los insumos chinos, la falla garrafal más grande del Ministerio de Salud para comprar los primeros elementos contra el COVID, generó mucho descreimiento en la ciudadanía. Desde allí, la falta de respeto se tradujo en ciertos sectores que se apoyaron en la clandestinidad para determinadas actividades casi sin control de las autoridades. Desde la Fiscalía informaron sobre varias causas abiertas durante la cuarentena total, pero todo parece haber quedado en el olvido.

Todo se solucionaba “a platazo”, como por ejemplo la boda de la hija del expresidente Horacio Cartes en agosto pasado, cuando ya habían avanzado las fases de apertura pero aún se restringían las aglomeraciones masivas.

También el gobernador de Central, Hugo Javier, pagó G. 10 millones para liberarse de un proceso por una “farra” que armó por un cumpleaños en mayo pasado. Ese mismo mes, ni el viceministro de Salud en ese momento, Juan Carlos Portillo, respetó las disposiciones del propio ministerio al que pertenecía y renunció. Fue en el cumpleaños de su ahora expareja Magalí Caballero.

En julio, el expresidente Cartes recibió a Mauricio Macri con un fuerte abrazo y sin tapabocas alguno. El exjefe de Estado argentino llegó en un avión privado del paraguayo. Mientras tanto, ningún “común” podía cruzar la frontera.

2. Controles laxos

Los decretos presidenciales fueron casi letra muerta en algunas zonas del país en cuanto a la obligatoriedad de cumplimiento de las medidas sanitarias. En principio se informaba sobre los focos de contagio, pero eso pronto pasó de ser noticia cuando los contagios iban en aumento. Alguna que otra barrera policial simbólica —y en ocasiones corrupta— marcó presencia en torno a las restricciones, pero de igual forma los clandestinos se salían con la suya.

Mucho menos se controlaron las aglomeraciones en los colectivos, donde inicialmente los pasajeros debían viajar todos sentados. A medida que se fue abriendo la actividad económica, el flujo de trabajadores creció y los buses “repletos” volvieron a su normalidad.

Y cómo olvidar las aglomeraciones en bares y conciertos. ¿Y las sanciones? Bien, gracias.

3. La clandestinidad superó a los comercios formales

Una de las diferencias más dolorosas para los empresarios y emprendedores formales fue ver cómo ser responsables servía de nada ante los ojos de las autoridades. La permisividad selectiva hacía que el comercio informal prospere en detrimento de los que sí pagan impuestos y sí cumplían con las medidas exigidas por el Ministerio de Salud. De yapa, ni siquiera recibían los créditos que se les había prometido como parte del Fondo de Garantías.

4. El Ministerio de Salud no equipó como corresponde los hospitales durante la cuarentena total

Salud se jactó de los módulos de contingencia y la habilitación de un total de poco más de 600 camas de terapia intensiva, además de otras camas de internación común para combatir el COVID. Pero nada de eso fue suficiente. Los contagios se dispararon conforme pasaron los meses. Las cuadrillas laborales no se respetaron en muchos lugares, además del descontrol ciudadano.

Desde el Gobierno cerraron acuerdos con sanatorios privados para ampliar el número de camas, pero hoy hasta eso está saturado. Hasta ayer había 1.051 internados, de los cuales 261 estaban en terapia intensiva.

Como argumento para la no ampliación de camas de terapia, desde el MSP se informó que no había más terapistas disponibles para prestar servicios si es que se habilitaban más camas.

5. La farsa de las vacunas

Que iban a ser 7.000.000 en grupos de 4 y 3 millones. Que el sistema Covax. Que ahora se negociaba con las productoras. Que llegarían 300.000 dosis de una sola vez. No, que serían solo 36.000 dosis en un primer cargamento y luego a “cuotas” hasta mayo. Que 1.000.000 de dosis de la vacuna rusa. No, que solo llegarían 4.000 dosis como un avance generoso. Que las llamadas a Putin…

Lo cierto es que Paraguay está perdiendo la carrera para comprar las vacunas. ¿Quiere saber más? Nuestro país ya avanzó casi US$ 7.000.000 al sistema Covax y supuestamente tiene “prioridad” para el envío.

Hasta ahora nadie informa cuánto se pagó o va a pagar por estas vacunas rusas ni cuándo llegarían al país. El ministro Mazzoleni dijo que publicará todos los contratos cuando se tenga el calendario de entrega. Mientras tanto, países como Argentina, Brasil y hasta Uruguay llevan vacunando a miles de personas.

La situación se agravó porque frente a la indiferencia de las autoridades y parte de la ciudadanía lo que más falta ahora son medicamentos como atracurio y midazolam, relajantes vitales para los pacientes críticos con COVID.

Mientras el Gobierno sigue mostrando su inutilidad para prepararse para hacer frente a esta enfermedad miles de comercios desaparecieron, trabajadores quedaron sin empleos y sin embargo “la solución” que analizan actulamente es volver a fase cero. Mientras tanto, ninguno de los controles de horario, de aglomeración, de distanciamiento en sitios de uso público, se cumplen. Hasta el momento, la mayoría de las limitaciones que salieron por decreto presidencial son solamente eso, un decreto que nadie controla que se cumpla.

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