Mujer cumplió 101 años y reveló el secreto para tener una larga vida (y te va a gustar)

YBYCUÍ. Doña Felicita Arévalos viuda de Medina cumplió ayer 101 años de vida y lo festejó rodeada de sus hijos, familiares, vecinos y amigos. La longeva mujer vive en la compañía Isla Ka’a de este municipio del noveno departamento de Paraguarí. El secreto para llevar una larga vida -según dijo- está en consumir los platos tradicionales de nuestro país y dejar de lado los envasados.

Doña Felicita Arévalos viuda de Medina (centro) rodeada de sus hijas María Luisa, Margarita, Abelina  y Saturnina.
Doña Felicita Arévalos viuda de Medina (centro) rodeada de sus hijas María Luisa, Margarita, Abelina y Saturnina.

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Doña Felicita nació el 10 de julio de 1922 en la ciudad de Itá, departamento Central, y a los dos años junto a su madre Margarita Arévalos, vinieron a vivir en la compañía Isla Ka’,a de este distrito.

Fue profesora particular y creó una pequeña escuelita en su propia casa ayudando a otros niños a aprender, ya que para muchos era difícil llegar hasta la ciudad. Se desempeñó como catequista y servidora de la comunidad durante un largo periodo de su vida.

A los 18 años contrajo matrimonio con Tomás Medina Salinas, ambos miembros fundadores de la compañía Isla Ka’a. Tuvieron 10 hijos, de los cuales cinco siguen vivos: María Luisa (81 años), Margarita (74), Alfredo (72), Abelina (68 años), Saturnina (66 años). Algunos de sus hijos fallecieron siendo niños y otros ya de adultos. Los hijos que ya fallecieron son; Amado, Roque, Augusto, Pedro Florencio y Marina.

Actualmente, vive bajo el cuidado de su hija Saturnina Medina. Hace un año que comenzó a sentir los efectos de la edad porque tiene dificultad para movilizarse por su avanzada edad, comentó su hija Saturnina. Doña Felicita, quien cumplió 101 años, vive rodeada de sus 50 nietos, 103 bisnietos y 21 tataranietos.

¿El secreto para una larga vida? La comida típica paraguaya

La abuela dijo que contar anécdotas de su vida forma parte de su distracción. Además, le gusta recitar poemas y disfrutar de la compañía de sus seres queridos. Su alimentación fue y sigue siendo a base de platos tradicionales como locro, poroto, vori vori y so’o apu’a, jopara, caldo de gallina, chataca, locro tague o ygáu.

Sugirió dejar de lado el consumo de alimentos envasados.

También elaboraba dulce de leche que vendía entre sus vecinos.

En sus desayuno y merienda consume leche con tamizado de maíz tostado, maní y coco. Como postre disfruta de la miel de abeja y evita los productos enlatados o empaquetados.

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