Cargando...
Por primera vez Chile tiene una ley basada en estándares de derechos humanos de protección a periodistas a nivel mundial. El proyecto logró la media sanción en la cámara baja chilena el pasado lunes. Al respecto, el periodista Mauricio Weibel Barahona opina sobre la necesidad de la protección a periodistas a nivel regional y conversa sobre la experiencia paraguaya, en especial sobre el uso del garrote jurídico para restringir a la prensa.
Lea más: Ataques a la libertad de expresión y al periodismo: Un vistazo a Paraguay y Chile
-¿Cuáles fueron los principales desafíos que enfrentaron los trabajadores de la prensa de cara a una ley de protección a periodistas?
-Lo más importante fue construir un arco político lo más amplio posible. Uno de los gestos que más me satisfizo en el debate final fue el apoyo transversal que teníamos de partidos de derecha hasta partidos de izquierda. Esa fue siempre nuestra estrategia: Tratar del problema de la libertad de expresión y de la protección de los periodistas como un problema de la democracia, no como un problema de un sector político. Y eso creo que facilitó que el proyecto avance.
-Eso fue en términos del proceso legislativo... Me refiero a casos puntuales, recientes y contemporáneos que tienen que ver con la dificultad del ejercicio periodístico.
-El impulso a la ley surge por varias razones. En Chile ha habido un deterioro de la libertad de expresión y de la seguridad de los periodistas: desde el espionaje a periodistas hasta las agresiones tanto de la policía como de civiles. Hemos tenido muertes en contexto de manifestaciones. Lo importante es que hemos logrado construir este proyecto de ley transversalmente.
-Últimamente han habido manifestaciones y hechos virulentos hacia periodistas en el Paraguay. Y no solo de un sector “tradicionalmente”, por así decirlo, ligado a este tipo de cosas, sino desde los poderes del Estado. En ese contexto para nosotros es un poco difícil llegar a esa instancia a la que ustedes llegaron. ¿Qué opinión tiene al respecto?
-Efectivamente en América Latina tenemos una situación de crecientes niveles de violencia. Hay cada vez más tipos diversos de ataques, no solo asesinatos o violencia física. Tenemos un nuevo tipo que son las agresiones online así como las que tienen que ver con el acoso judicial arbitral contra periodistas. Estamos enfrentando una situación de un deterioro muy grande de la libertad de expresión. El 2022 fue el año más mortal para la prensa de América Latina en su historia. Eso nos obliga a pensar en el desarrollo de estrategias generales y globales de protección a periodistas y discusión de la libertad de expresión.
-En el contexto actual, el legado a las futuras generaciones está en entredicho…
-Es importante abrir el debate sobre cómo estos temas se enseñan en las universidades. O sea, cómo a los chicos que están estudiando periodismo y que van a tener que después salir a enfrentar al crimen organizado o la corrupción política, cómo también ellos aprenden sobre la seguridad, sobre sus derechos. Y quizás una reflexión que me parece importante, y es que no es un tema de las y los periodistas (solamente). La libertad de expresión es el más importante de los derechos humanos, con ella podemos defender todos los demás derechos y eso es central.
-Tenemos localmente un proyecto de ley de periodistas que incluye a los defensores de DD.HH. ¿Le parece que esa es una buena estrategia o es mejor encarar a cada quien con su propia legislación para defender su derecho?
-Si bien esa era una idea positiva (agregar a defensores de DD.HH.) decidimos (en Chile) que para darle viabilidad al proyecto era mejor que inicialmente fuera solo para las y los periodistas. Creo que, al menos en el caso de Chile, eso facilitó las cosas, facilitó el debate y nos permitió avanzar. Vimos es que era mejor separar y construir un arco lo más amplio posible de parlamentarios de distintos sectores y de esa forma encarar la discusión. Creo que finalmente funcionó. Pero insisto, eso es lo que hicimos nosotros, nos funcionó, no quiere decir que funcione en todas partes.
Ataques a mujeres periodistas
-Además de las amenazas del crimen organizado y la violencia digital en Paraguay, en los últimos meses, los ataques se han centrado hacia mujeres periodistas y con un nivel de virulencia exponencial.
Lea más: Forma de expresión protegida: Juez rechaza denuncia de Yami Nal contra Leti Medina
-Los ataques a las mujeres periodistas son crecientes y distintos a los de los hombres. Hay mucho del ataque a las mujeres que tiene que ver, por ejemplo, con el tema del cuerpo, agresiones en las redes y el acoso. Esa tiene que ser una preocupación central. El proyecto Ley en Chile así lo establece; el Estado tiene que asumir una responsabilidad especial respecto de las mujeres periodistas, porque sufren efectivamente un tipo de violencia que es distinta. En el caso chileno son más las mujeres que ejercen el periodismo que los hombres. Es muy importante hacer ese trabajo y creo que es muy importante también, y ahí me salgo de la ley, hacer ese trabajo con el sistema de justicia, con los jueces, con los abogados defensores, con los fiscales, de que ellos entiendan que aquí hay involucrados derechos internacionales reconocidos en tratados internacionales que todos los Estados tienen que respetar.

-Pero no existen garantías al respecto cuando en ocasiones el Poder Judicial criminaliza la labor periodística o cuando desde el propio Parlamento, que es donde se debería discutir, por ejemplo, una ley como esta, son sus representantes quienes agreden a las periodistas.
-Entiendo eso perfectamente. Hay una cosa que me gusta decir: tenemos que creer en la democracia cuando no exista y en la justicia cuando no exista. Es malo lo personal, pero hablaré de eso. Yo hice una investigación muy grande de corrupción militar que terminó con más de 800 militares en la justicia y con los últimos cuatro comandantes presos del Ejército presos. Eso provocó que la inteligencia militar hiciera una operación de espionaje en mi contra. Yo, efectivamente, tenía poca fe de que avanzáramos, por lo mismo que tú estás diciendo. Pero lo logramos. Entonces creo que no hay un oficio que sea más inherente a la democracia que el periodismo y que vamos a tener que avanzar.
Amenazas del crimen organizado
- ¿Es una ley la solución?
- Claramente no es una solución, no va a resolver la agresión en la prensa. (Pero) nos va a dar un marco legal al cual reclamar, nos va a dar otra herramienta más. Para enfrentar la grave situación de agresiones y ataques a los periodistas de América Latina, vamos a tener que avanzar en los marcos legales pero también en los mecanismos de protección.
-¿Alguna reflexión respecto al fenómeno de violencia que estamos viviendo y las amenazas del crimen organizado?
-Con el crimen organizado en América Latina probablemente estamos ante un problema muy grave porque cuando son problemas con actores políticos hay ciertas lógicas. Pero cuando enfrentas al crimen organizado esas lógicas no existen, esas líneas rojas no existen. Entonces, el gran problema es que si no somos capaces de enfrentar esa situación vamos a empezar a tener lo que se llama un deterioro de la información. No estamos siendo capaces de encontrar una respuesta todavía al problema que supone la agresión del narcotráfico a la libertad de prensa.