En el Partido Colorado, luego del tornado de las designaciones de la Embajada de los Estados Unidos, que arrasó con la candidatura presidencial del vicepresidente Hugo Velázquez dando lugar a su reemplazo, a las apuradas, por Arnoldo Wiens, el contexto ha quedado mejor servido para el candidato cartista Santiago Peña.
Aunque el mazazo norteamericano golpeó previamente al expresidente Horacio Cartes, este no tenía algún cargo oficial al que renunciar y nadie que pudiera reclamarle que diera un paso al costado en su candidatura a presidente de la ANR, que fue decidida y financiada por él y sobre la cual no hay nadie más que él mismo a quien deba rendirle cuentas.
El problema de Cartes es el gran porcentaje de rechazo que tiene, a nivel nacional (e internacional) y también dentro mismo de su partido. Su manejo de “patrón” que debieron soportar mientras fue presidente, no gusta a gran parte de los dirigentes republicanos y difícilmente trabajen a favor de su candidato títere, en caso que gane la interna.
Entre los candidatos de la oposición, dentro de la Concertación Nacional, el presidente del PLRA, Efraín Alegre, sigue apareciendo como el más sólido, ayudado por el hecho de estar en campaña hace mucho más tiempo que todos los demás y por mantener un discurso constante antimafia y anticartista, que cae bien a muchos.
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Sin embargo, eso no borra la fuerte división existente en el PLRA, que viene de hace mucho y se mantiene fuerte. Lo que “salva” a Alegre de que esta disputa interna afecte su candidatura en la Concertación, es que sus detractores dentro de su mismo partido cargan con pésima imagen, lo cual les resta autoridad moral.
Sin embargo, las diferencias irreconciliables pueden tener consecuencias contra el presidente del PLRA posteriormente, en caso de que gane la interna dentro de la Concertación, porque puede sufrir una merma clave de respaldo.
La perspectiva es que, de acuerdo a qué resultados surjan de las elecciones internas del 18 de diciembre próximo, puede abrirse una grieta en ambos sectores, que será muy difícil de cerrar.
En el Partido Colorado, si gana Peña (es decir Horacio Cartes), sus afiliados que vean en eso un peligro, no tienen muchas alternativas y puede darse un escenario de brazos caídos. El cartismo inclusive teme una “traición”, o al menos, eso publica en los medios de su grupo empresarial, en los que, paradójicamente, advierte de esa posibilidad su candidato presidencial, un exliberal.
En la Concertación Nacional, si gana Alegre, se percibe que habrá un número importante de desencantados. Algunos dirigentes antiefrainistas han dicho más o menos abiertamente, que no respaldarán su candidatura para el 2023.
A ese río revuelto que habrá entre colorados y entre concertados es a lo que apuesta en parte la dupla presidencial Euclides Acevedo-Jorge Querey para después de diciembre.
A esta altura, puede sonar como una especulación fantasiosa, aunque no más que lo que sonaba, previamente a que se diera, la calificación de corrupto de parte de Estados Unidos a Horacio Cartes o las muertes de candidatos y traiciones inesperadas que ocurrieron en otros periodos de nuestro pasado reciente.