Política y corrupción

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La política es una actividad altruista cuando busca el bien común. Si en el ejercicio del poder, se usa la política para transformar la sociedad, es algo muy positivo. Cuantos grandes estadistas han sacado de la pobreza y la ignorancia a su pueblo. Cuantos han pasado por la historia defendiendo la nación con coraje y fuerza. Cuantos han hecho posible una mejor educación y salud para todos. Cuantos luchan por la seguridad; crean fuentes de trabajo y otorgan una calidad de vida superior.

Hay políticos que ponen toda la voluntad para el crecimiento y desarrollo de su país. Saben la realidad que vive su gente y no se detiene hasta lograr los cambios esperados. Forman equipos excelentes con técnicos preparados y académicos renombrados. Se rodean con personas que tienen principios, ética y moral. Eligen colaboradores cercanos que son patriotas y honestos.

A través de las noticias, vemos las gestiones de los presidentes, ministros, secretarios, parlamentarios, intendentes, concejales y gobernadores. El mundo de la política es muy amplio y se renueva constantemente. En tiempos de campañas proselitistas se visibilizan con más fuerza y conocemos a las autoridades y los candidatos con más facilidad y frecuencia. Es el momento de analizar y estudiar lo que ofrecen y sus trabajos realizados. En realidad, como ciudadanos, con deberes y derechos, los debemos vigilar todo el tiempo. Actuar como contralores siempre.

En una democracia, gobierna la mayoría y quienes ejercen el poder, son nuestros representantes ya que en las urnas hemos depositado en ellos la confianza o el voto. Todos los que eligen la política buscan el poder y desean llegar a las más altas esferas. Quizás se inician con buenas intenciones, pero una vez que consiguen llegar a sus metas, caen en la corrupción y en el descrédito. No todos sucumben, por suerte, a la seducción que ofrece, tener el poder.

No todos los políticos son corruptos. No todos son incapaces o ignorantes. Solo que cuando la corrupción va destruyendo todas las capas sociales, hay que detenerse y poner barreras. Es la hora que debemos mirar dónde está la reserva moral y empezar a seleccionar con buen criterio. Elegir con la cabeza fría, sin fanatismo por los colores o las ideologías. Por lo que estamos mirando, no hay casi figuras rescatables que nos den esperanzas ni confianzas. La mayoría tiene su pasado y su presente oscuro. Y lo peor, aprovechan las campañas, para hablar mal del otro, sin presentar propuestas interesantes y esto no puede continuar así, un espectáculo patético a la vista.

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Esto no genera ningún entusiasmo en la gente. Nadie cree en discursos vacíos sin contenido alguno. Nadie confía en políticos corruptos que usan el poder para hacerse ricos y dejarnos pobres, sin educación, sin salud, sin trabajo, sin seguridad, con baja calidad de vida.

Basta de mentirosos y ladrones. Basta de farsantes que se meten en la política para acumular fortuna y repartirse la plata con sus parientes, vecinos, amantes y correligionarios. Basta de sinvergüenzas que gobiernan el país como si fuera una estancia particular. Basta de tantos abusos y atropellos. En muy poco tiempo, caminaremos hacia el cuarto oscuro. Allí tenemos que eliminar estos bandidos que tanto dañaron a nuestro país.

Ojalá, en ese momento actuemos con inteligencia y entendimiento. Con luz, con claridad y consciencia. La política debe ser un oficio noble y admirable. Debe estar regida con moral y buenas costumbres. Ser ejercida con patriotismo y altos valores.

Si la corrupción entra en su terreno, como lo hemos visto, se desvirtúa su esencia y la gente tiene el derecho de desconfiar de sus autoridades. Y esto se va a notar con toda seguridad, en la hora del sufragio. Es el instante decisivo en que el pueblo, es el soberano y el que tiene en sus manos, su futuro y su destino.

blila.gayoso@hotmail.com