Son muy elocuentes esos ejes, porque es evidente que son argumentos ad hominem (insultos personales), lo que conduce a preguntar por qué el grupo Cartes debe hacer una campaña electoral basada en esos elementos completamente irrelevantes y no, por ejemplo, en elementos que importan para el ejercicio de la presidencia de la República.
La campaña es para elegir a un presidente de la República, pero el grupo Cartes pretende convertirla en un concurso de simpatía. Contar buenos chistes, o derrochar gracia, no convierte a nadie en persona apta para la presidencia.
Luis María Argaña era el campeón paraguayo de argelería, pero a nadie mínimamente serio se le ocurriría decir que no estaba preparado para ser presidente.
La campaña es para elegir a quien poner en la jefatura de la administración pública, pero no es a Efraín que Horacio Cartes critica por ser impuntual, remolón, flojo, por llegar tarde, por no respetar el tiempo de otros.
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“Si quiere ser presidente tiene que aprender a ser puntual” explicó Cartes a los colorados clavados por Santiago Peña. Efraín no tiene que aprender a ser presidente porque hace muchos años está comprometido en frenar el avance de las organizaciones criminales en la administración pública.
La campaña es para saber si elegimos a alguien que tenga la autonomía personal requerida para que el pueblo sepa que esa persona es la que gobierna en realidad, y no la careta que oculta a alguien que mueve los hilos desde la sombra y sin responsabilidad democrática.
Santi Peña sí prendió en el grupo Cartes al que sirve hace más de diez años. Allí está encepado, claramente. Arraigado, agarrado. El grupo Cartes parece confundir el verbo prender con la sumisión a él y, efectivamente, Efraín es todo lo contrario y ese es su mérito.
Para la presidencia de la República no hace falta un churro sumiso. Hace falta alguien con autonomía, aunque sea argel. La presidencia requiere alguien capaz de ser puntual con sus compromisos, aunque no gane un millón de dólares anuales trabajando de delegado. Nuestro Paraguay es el que no prende por culpa de las mafias.
El grupo Cartes recurre a los insultos personales contra Efraín porque degradando la campaña al nivel de una riña de barrio intenta que el pueblo paraguayo no vea que la razón por la que hay doce mil aulas en ruinas es la misma por la que no hay medicamentos en los hospitales, y la misma por la que el Estado presta pésimos servicios a todos menos a su privilegiada burocracia: La razón es porque el crimen organizado manda en nuestro país.