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Dentro de 56 días elegiremos a un presidente, un vicepresidente, 45 senadores y 80 diputados con sus 30 y 80 suplentes respectivamente, además de los 17 administradores para cada departamento del país junto a sus juntas departamentales.
El lunes pasado se habilitó formalmente el período de propaganda en la vía pública. Formalmente, porque muchísima propaganda quedó impregnada en las calles, en murallas, columnas y tableros desde las internas del 18 de diciembre pasado obligándonos a convivir desde entonces con esas sonrisas y rostros retocados por el photoshop.
Una pregunta frecuente en cualquier charla sobre política es cuántos votos necesita un candidato para ser elegido presidente, esto con la intención pronosticar quién está más cerca de conseguir ese objetivo.
Tratando de hacer ese ejercicio de estimación tomamos como última referencia equivalente la elección presidencial de 2018.
En aquel entonces hubo más de 4 millones 241 mil habilitados y votaron para elegir a un presidente casi 2 millones 598 mil personas, con un 61 por ciento de participación.
Con una elección que se polarizó entre dos candidaturas fuertes, un dato no menor, Mario Abdo obtuvo más de 1 millón 206 mil votos frente a los poco más de 1 millón 115 mil de Efraín Alegre.
Fue un resultado final de 46,42 por ciento frente 43,04 por ciento, poco más de 3 puntos porcentuales o 90 mil 603 votos.
Entrevistamos en la 730AM el jueves pasado al coordinador de estas elecciones Luis Alberto Mauro, quien estimó de forma muy optimista que se alcanzaría una participación del 70 por ciento el próximo 30 de abril. De ser así sería el mayor de los porcentajes de participación desde 1998 hasta hoy, salvo precisamente por el de esas elecciones, que superó el 80 por ciento.
Planteando un promedio de participación con un optimismo un poco más moderado, hacemos el cálculo sobre un 65 por ciento posible de votantes, un porcentaje más acorde con el de las últimas cuatro elecciones presidenciales.
Con ello, sobre las 4.782.940 personas habilitadas para votar, incluyendo a aquellas que viven en el exterior, podríamos alcanzar casi 3 millones 109 mil votos en total.
De darse este escenario, habría casi 511 mil votos más a conquistar que en la pasada elección presidencial.
Tomando también como referencia el porcentaje de poco más de 46 por ciento de votos obtenido en el 2018 por Abdo, vemos entonces, con la proyección que realizamos, que quien aspire a alcanzar la presidencia debería obtener al menos 1 millón 430 mil votos, es decir, 224 mil votos más que los que obtuvo el actual presidente del país.
Claro, toda esta proyección puede caer por dos variables fundamentales.
Decíamos antes que un detalle no menor fue que la última elección presidencial se polarizó, ya que las dos candidaturas principales concentraron más del 89 por ciento de los votos, y los nulos o en blanco igualaron todos los obtenidos por las otros ocho candidaturas testimoniales.
Esa es una de las claves. Los de la Concertación saben que la polarización de candidaturas es fundamental para tener mayores posibilidades, de allí que también muchos dirigentes colorados insistan en destacar las candidaturas de Euclides Acevedo y Paraguayo Cubas, con la convicción de que robarían más votos a la Concertación que a la ANR.
La otra clave del 30 de abril es la de la participación. A mayor participación, más votos independientes y menor peso de las estructuras ya vinculadas a las diferentes candidaturas.
Habrá que ver si alguna de las ofertas moviliza al segmento de la población que menos participa, que sigue siendo el de los jóvenes de 18 a 29 años, quienes registraron un 52,7 por ciento en las últimas elecciones, casi diez puntos porcentuales menos que el promedio total.