Ese solo hecho sería suficiente, en cualquier sociedad cuyas instituciones no estén alquiladas por las sucursales del Foro Económico Mundial (FEM) –autodenominadas “organizaciones no gubernamentales” (ONG)– para expulsar del sistema educativo a todos los responsables de la situación, desde los exministros hasta ONG como “Juntos por la Educación” o “Paraguay Educa”.
El plan y proyecto del FEM, accesible para cualquier interesado en su página web, es destruir el “Estado-Nación”; es decir, la comunidad humana que se forma en torno a tradiciones comunes, instituciones particulares y vivencias compartidas, que forma lo que se denomina “identidad nacional”, para generar una cosa global sin elemento alguno que permita formar “ciudadanía”.
“Ciudadanía”, explican los diccionarios etimológicos, es un concepto que proviene del latino “civitas” (ciudad) cuya consecuencia en Derecho tiene que ver con la pertenencia a una comunidad, la participación en ella y la propiedad de ella: “Paraguay es mi país”.
Vivencias compartidas, tradiciones comunes e instituciones particulares se registran en lo que se denomina historia, instrumento que es esencial para saber de dónde venimos, quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Quien no conoce esto, no puede capitalizar el conocimiento requerido para evitar la repetición de errores.
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Es un espectáculo deplorable ver a personas, en el mundo político y en el mundo empresarial, en los lugares donde se toman decisiones que nos afectan a todos, no saber nada de esto y estar a merced de los libretos de las ONG del FEM, siguiendo instrucciones sin el sentido crítico que solamente la historia proporciona.
Para evitar ese sentido crítico y para someternos al diktat del FEM se eliminó la historia de nuestro sistema educativo. Somos, cada vez más, una comunidad sin memoria colectiva, se está borrando el conocimiento del por qué somos paraguayos.
Le dije a Luis que no entiendo por qué no se actúa de inmediato, con sentido de urgencia, en restablecer el estudio de la historia, como materia principalísima del sistema educativo, desde preescolar hasta el tercero de la media, les guste o no les guste a las ONG del FEM o a la Unión Europea, su brazo político.
Paraguay existe, el pueblo paraguayo existe, porque en el curso de tres siglos la comunidad humana asentada en estas tierras resistió a las fuerzas que nos empujaban hacia la marginalidad y la pobreza. El plan de borrar esa historia es criminal porque nos condena a retrotraernos a aquellos infaustos días.