Crisis del PLRA y planes del cartismo

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El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), tal como está, va camino a desaparecer como opción electoral para ganar el poder en próximas elecciones, fue la reflexión de un dirigente liberal del interior, al ser consultado sobre la crisis que atraviesa el tradicional partido.

La idea lanzada por el senador Eduardo Nakayama, al anunciar su renuncia al PLRA, de fundar una nueva agrupación política que represente los principios y valores perdidos del liberalismo histórico, ronda en la mente de algunos dirigentes que consideran imposible impulsar un cambio desde dentro del partido, en las condiciones actuales.

Antes de Nakayama, la idea de “refundar” el Partido Liberal la lanzó el exsenador Alfredo Luis Jaeggli, quien ofreció pagar junto a otros personajes adinerados todas las deudas pendientes, con algunas condiciones que, en la práctica, implicaban cambios de fondo y del propio nombre del partido.

La crisis que atraviesa el partido tiene similitudes con la que propició que en 1977 se fundara el PLRA para separarlo del Partido Liberal y del Partido Liberal Radical, que habían sido infiltrados entonces por el régimen stronista.

La imagen que ofrecen actualmente varios dirigentes del PLRA, en especial parlamentarios, es la de estar al servicio de Honor Colorado y de su líder Horacio Cartes, presidente de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, a quien muchos consideran el poder en las sombras y el que maneja sus hilos.

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Desde el inicio de la administración de Santiago Peña, varios legisladores del PLRA votan de manera habitual y sistemática a favor de los intereses del gobierno. En algunos casos puntuales, el motivo sería la designación de familiares u operadores políticos liberales en cargos públicos. Presumiblemente, lo que se sabe al respecto es ínfimo en comparación a la cantidad real de cupos en el Estado que el oficialismo dio a algunos dirigentes liberales a cambio de sus votos en el Congreso.

Liberales que simpatizan con la postura de Nakayama reconocen que, de seguir en este camino, al PLRA solamente le quedará el papel de eterno furgón de cola, pero creen que el 2024 traerá novedades porque se darán las condiciones políticas para que quienes ahora están cómodos en su papel de cortesanos pueden verse sacudidos por lo que ocurra en el oficialismo.

Mientras el PLRA exhibe abiertamente sus problemas, el Partido Colorado puede parecer fuerte y avasallador. Sin embargo, no es el caso, porque el oficialismo tiene sus propios conflictos que en cuestión de meses pueden hacer eclosión.

El presidente Peña sigue viajando, como quien huye de los problemas y evade la realidad. La imagen de que no es quien toma las decisiones y de que está obligado a asumir medidas y nombramientos, se viene fortaleciendo.

Todo indica que el plan de copamiento de las instituciones, especialmente las vinculadas con el Poder Judicial, no parten de Peña sino del expresidente Cartes y su equipo político.

Es posible que el Presidente de la República ni siquiera esté bien enterado de los objetivos que se marcan desde el poder, más allá de su gobierno.

En caso de una crisis política, Cartes –y no Peña– tendrá el manejo de los votos en el Congreso, incluyendo los de varios legisladores del PLRA y el manejo de los hilos del Poder Judicial.

Evidentemente, si Peña molesta o duda con relación a los objetivos que se propone el cartismo, no habrá muchas dudas para hacerlo a un lado.

mcaceres@abc.com.py