Proyecto Hambre Cero en las Escuelas
Pareciera un ejercicio perfecto para seguir arrasando en elecciones: el sueño de una buena alimentación de los 1.300.000 niños y adolescentes para chantajear a millones de electores esperanzados.
Pero es fácil engañar si no miramos que, por ejemplo, que están en peligro recursos como el de la primera infancia, franja de edad de donde salen niños y niñas con distintos niveles de desnutrición, con consecuencias irreversibles en su desarrollo cognitivo (en su capacidad de pensar y razonar), que ya no se podrán solucionar en la edad escolar, por mejor que sea su alimentación.
Es totalmente lógico que la lucha contra la pobreza y por el desarrollo del país se debe encarar de una manera integral. Es lo que en su momento se pretendía con el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo, una ínfima parte de todo lo que podemos ganar con Itaipú, y que ha contado con pasos positivos, y pasos a mejorar.
El FONACIDE (aún con todos sus defectos), abarcando áreas como la salud de la población, créditos para la vivienda; la investigación científica, las becas y calidad educativa, estos últimos dentro de la influencia del Fondo para la Excelencia en la Educación y la Investigación (FEEI), tenía mucho muchísimo que mejorar, pero muchos avances sobre los cuales caminar.
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E FONACIDE fue debatido por la sociedad civil y en las instancias de las cámaras del legislativo, lo que no parece ocurrirá con el nuevo proyecto de ley que crea el Fondo Nacional de Alimentación Escolar (FONAE).
Siguiendo la lógica de “la aplanadora”, el gobierno actual tiene dominio absoluto en el poder legislativo y ya se ha mostrado sus pocas intenciones de conversar con otros sectores sobre los proyectos a aprobar.
Las palabras las lleva el viento
Es inevitable mencionar que el proyecto de ley que pretende ser un ejemplo de transparencia y gestión eficiente en lo administrativo, viene a propuesta del propio poder ejecutivo, que, hasta ahora, no ha dedicado siquiera un poema a la deplorable situación de las instituciones como el congreso, con contratos y nombramientos millonarios para familiares y amigos de autoridades (en mayor parte, aliados).
Es perturbador imaginar que en manos de media docena de personas estará el control de una caja única, con millones de dólares custodiados bajo una bandera partidaria dominante.
A pesar de que se trate de instalar que es un proyecto que llama a la participación, las letras del documento expresan exclusión de diversidad de agentes, para el control de las inversiones propuestas, y un superpoder para un ministro con varios antecedentes de mala gestión durante la ocupación de otros cargos.
Centralización de la Corrupción y discrecionalidad
En un país donde el principal problema es la impunidad, centralizar gestiones es como centralizar la corrupción y la arbitrariedad.
Todas las recomendaciones de buen gobierno versan en torno a la necesidad de fortalecer la participación y el gobierno local. Pero acá vamos en contra mano.
Este proyecto cuenta con una inmensa cantidad de incoherencias técnicas y políticas, dentro de un contexto de mucho interés sobre todo tipo de fondos que salgan de Itaipú.
No serían tan malas las especulaciones si al menos se mostrará, desde el ejecutivo, pequeñas intenciones de austeridad en el gasto de los recursos, pero, como contrapeso se sigue viendo despilfarros y, hoy día, hasta al tesorero oficial de la Asociación Nacional Republicana (ministro de Desarrollo) se quiere hacer administrador principal de los millones de dólares de la Compensación por Cesión de Energía de Itaipú, de aprobarse el nuevo proyecto de ley.
Fondos de Itaipú: debe ser consenso nacional
Nos toca estar alertas, y poner sobre la mesa el debate de los fondos de Itaipú.
Los fondos de todas y todos, y deben ser para el desarrollo nacional.
Basta de discrecionalidad.
*Ingeniero Electricista, docente, investigador y trabajar del sector eléctrico en el ambito privado. Integrante de la Campaña Itaipj Ñane Mba’e /@itaipunanembae