Y en todos los partidos pasa lo mismo, siendo oficialista u oposición todos tienen sus intereses, sus parientes, amigos o personal de “confianza” ocupando cargos. Así como la senadora Kattya González, nadie es santo ni libre de pecado, los cristianos siempre dicen que el pecado se soluciona pidiendo perdón.
La política es la herramienta para engañar y manipular al pueblo. Hoy nadie hace política sin sacar algún beneficio. El Frente Democrático no existe. Todos están divididos en sus pequeños partidos que nunca surgieron. Participación Ciudadana, por ejemplo es el partido de Esperanza Martínez, pero nunca llegó a ser un partido de masas.
La política hoy, o capaz siempre, fue una empresa que lucha por el poder o para mantenerse en el poder. Esa es la gran diferencia que existe en Paraguay. La gente que se autodenomina “oposición” lo que menos tiene es poder y lo que menos tiene es gente que salga a las calles a defender sus discursos progresistas.
La ex senadora Kattya González trató de resaltar que obtuvo 100 mil votos de la gente. Pero nunca vimos esos 100 mil votos materializados. Esa gente de 100 mil votos no salió a las calles.
Kattya González, es del partido Encuentro Nacional, un partido creado del círculo empresarial sin bases populares. Un pequeño partido, así como los demás partidos que se hacen llamar de “oposición”.
Eduardo Nakayama llega al Senado a través de su partido el PLRA. Una vez asumida su banca y hace un tiempo atrás traiciona la voluntad popular renunciando al partido y se declara “independiente”. Esto es una vez más una clara representación que nadie hace política a favor del pueblo, se hace política para beneficiarse de ella. ¿Cómo crece un partido político? A través de su gente que llega a ocupar cargos y a mantener económicamente su partido. Esa para mí es una lectura que la clase que se hace llamar “oposición” no entiende. Todos resguardan sus beneficios a mérito personal. Porque nunca hemos visto en todos estos años un partido opositor que aglutine a masas. Seguiremos arrastrando en estos tiempos modernos la famosa frase “¿Qué hacer?”.