En este contexto, el reclutamiento de bandas narco afecta ya a niños. No solo por la inimputabilidad de estos, sino porque resultan más baratos y brindan más seguridad en cuanto a su sometimiento. El sicario que asesinó al coronel Guillermo Moral, el 2 de octubre de 2025, tenía apenas 16 años.
La estrategia de estas bandas, cada vez más influyentes, apunta a “institucionalizar” sus organizaciones, volverlas omnipresentes en todo el país. En varias regiones los narcos suplen al poder institucional. Ellos proveen lo que el Estado posterga. El cultivo de marihuana es su instrumento principal. En ciertos casos, en connivencia con gobiernos locales. Cuanto más dominio ejercen, más admiración despiertan entre los jóvenes que ven en ellos un aspiracional.
Popularidad, poder y dinero fácil son factores que seducen a una cada vez más crecida legión de adolescentes. No importa que para lograrlos haya que pasar por encima de todos los escrúpulos que hacen a la honradez.
Se puede afirmar que en las regiones marginales donde existe una gran cantidad de jóvenes carentes de educación y de formación o de algún tipo de principios, esto es hasta explicable. El resentimiento contra las inequidades groseras provenientes del estado de corrupción en que vivimos acciona como disparador de reacciones extremas.
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Pero la pérdida del sentido ético se da también en otros sectores. Me comentaba un veterano abogado que en Derecho UNA la politiquería bucanera está causando estragos en grupos de estudiantes.
Si bien —según la fuente— quedan muchos que desean servir de manera genuina al Derecho, abundan los pervertidos por la idea de acceder rápidamente al título para ingresar a la función pública politiquería mediante, con el objetivo primordial de “armarse”. Obtener la llave del poder y la fortuna. El aspiracional del saqueo.
Los políticos corruptos son sus ídolos, aún más cuando saben que la justicia no existe para ellos. En el Poder Judicial no sobran modelos de sabiduría y decencia a seguir. La Corte Suprema es una patética caricatura de sí misma, sin el más mínimo sentido de la majestad institucional que debiera de lucir.
La sociedad también ha pauperizado sus aspiraciones. Cuando vemos individuos grotescos en cargos electivos, no podemos evitar pensar en cierto cretinismo electoral. Mucha gente vota a quien quisiera parecerse, sea ignorante o inmoral.
Los que más se reprodujeron desde 1989 a esta parte son los sinvergüenzas a expensas de los estadistas, los honestos, los intelectuales, los ingenuos que aún conservan el ideal de patria.
Hoy los modelos perversos de tantos jóvenes son los bandidos, muchos de los cuales son farsantes que usan la ley para proteger su perversidad en el poder.
nerifarina@gmail.com