Un justo y necesario descanso puede ayudarte a mejorar tu desempeño

Este artículo tiene 6 años de antigüedad
El descanso es parte del proceso de crecimiento, por eso, no deberías sentirte culpable por invertir tu tiempo de oro, en un justo y necesario relax.
El descanso es parte del proceso de crecimiento, por eso, no deberías sentirte culpable por invertir tu tiempo de oro, en un justo y necesario relax.

“El tiempo es oro”, dice la frase que inicia una tempestad de culpa en tu cabeza, cuando “malgastás”, con un descanso, joyas que ya no se recuperan: las horas, los minutos y los segundos. No obstante, tomar un respiro es esencial para crecer como personas.

Para ilustrar con mayor nitidez la importancia de tomarse un descanso podemos realizar una comparación que, en un principio, podría parecer harina de otro costal: ¿Cuántas veces, luego de tu primera jornada de ejercicios en el gimnasio, sentiste entumecidos los muslos, los brazos y, básicamente, cada parte del cuerpo?

Si alguna vez, luego de un arranque de motivación, decidiste cambiar tus hábitos e iniciar una vida de deportista, seguramente, sabés como se siente subir unas escaleras después de varias series de sentadillas. No obstante, la chispa de motivación sigue encendida en tu interior y continuas firme en tu objetivo.

El punto del inusual paralelismo reside en el hecho de que, al igual que la mente, el cuerpo no es una máquina, pero sí necesita frenos. Así pues, los asesores fitness recomiendan tomarse un día de break en las rutinas de ejercicios, pues el descanso contribuye a que se produzca el crecimiento de los músculos trabajados.

En pocas palabras, tomarte un descanso en las rutinas deportivas hace que tu anhelada meta de tener un cuerpo más tonificado se pueda materializar y, literalmente, puedas crecer. Ahora, ¿qué diferencias existen cuando se trata de darse un respiro, luego de haber estudiado sin parar para ese examen tan difícil o salir a pasear en lugar de trabajar en tu día libre?

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“Calidad antes de cantidad” representa la frase que responde al planteamiento. La lógica nos dice que es mejor dedicar un determinado tiempo, únicamente, a tus obligaciones, luego tomar un descanso para recobrar fuerzas y terminar tus quehaceres de manera efectiva, con la ayuda de la lucidez que te brindó haber despejado tu mente.

Sin embargo, cuando llega el momento de relajarte, una vocecita susurra en tu interior que “el tiempo es dinero” y un enorme sentimiento de culpa invade tu mente, pues en lugar de ser productivo, estás “perdiendo” un tesoro invaluable: los efímeros instantes de tu vida.

En un mundo que exige competir y producir a un ritmo extenuante, muchas veces, la idea de tomarse en respiro es concebida casi como un crimen, cuya condena se paga con remordimiento y culpa. “Hay que hacer una buena siembra para tener una cosecha exitosa”, pensás en tu fuero interno, con el fin de sosegar el mar de tus ideas agitado por un tsunami de remordimientos. Pero, “¿si solo vivimos plantando, cuándo vamos iniciamos la recolección?” y “¿acaso los frutos no vienen por estación, cada uno a su tiempo?” constituyen las preguntas que destejen los hilos de esta motivadora idea.

En definitiva, lo único que puede convertir un descanso en una pérdida de tiempo es el hecho de no disfrutar estos minutos de ocio. En lugar de hacer efectivo el reposo mental y recargar pilas para volver con todo, dar rienda suelta a la culpa convierte al relax en un martirio que, a su vez, transforma a la relajación en un momento vacío sin disfrute ni productividad y sin penas ni glorias.

Desvivirse por una meta no es el único camino al éxito, pues así como en el ejercicio, el descanso es parte del proceso de crecimiento, por eso, no deberías sentirte culpable por invertir tu tiempo de oro, en un justo y necesario relax. Como expresó Charles Chaplin en su famoso discurso: “Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, ¡sois hombres!” y, como tales, a veces tenemos la necesidad de bajar unos cambios.

Por Agustina Vallena (19 años)