Hoy, miles de estudiantes del sector público retornaron a sus centros educativos para iniciar un nuevo año académico cargado de desafíos y responsabilidades. Estos niños y jóvenes no solo deberán enfrentarse a las dificultades que ofrecen los problemas de matemática o los trabajos prácticos de ciencias, sino también tendrán que lidiar nuevamente con aulas al borde del derrumbe, instituciones con obras inconclusas y, en algunos casos, la tarea de aprender en locales móviles.
La escuela República Oriental del Uruguay es una de las instituciones de la capital que obligará a sus estudiantes a soportar el ruido de las máquinas, el polvo y los escombros, pues las obras que iniciaron el año pasado aún no están concluídas. La construcción del nuevo pabellón está a cargo de Caldetec SA y, a pesar de que las refacciones iniciaron en mayo del 2019, ni una sola aula de la nueva edificación se culminó; los pequeños del nivel inicial y los chicos del segundo ciclo son las principales víctimas del retraso, pues este nuevo pabellón contendría sus salas de clase.
La problemática de los centros educativos en condiciones deplorables se agudiza en el interior. Por ejemplo, en Ciudad del Este, según un informe del MEC, las obras inconclusas y los techos con goteras hacen que 345 instituciones funcionen con el sistema “plurigrados”; por otro lado, en 315 escuelas los docentes cumplen dos roles: enseñan y desempeñan funciones administrativas.
En la localidad de Buena Vista, Caazapá, las ganas de reparar los techos de su escuela y el hartazgo de las promesas incumplidas del MEC impulsaron a los padres de familia y docentes a realizar un torneo de fútbol para recaudar fondos, ofreciendo al ganador un lechón como premio. Las goteras en el techo de las clases constituyen la principal preocupación de los organizadores del evento.
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Los datos son aún más alarmantes pues, según la Organización de Trabajadores de la Educación, el 80% de las instituciones educativas del país tiene problemas de infraestructura. En la misma línea, en el 2019, datos del MEC revelaron que deberían invertirse US$ 78 millones para revertir la situación de las escuelas en mal estado.
Las autoridades del MEC no son las únicas responsables de la desidia escolar, no debemos olvidar que todos los municipios reciben importantes sumas de dinero del Fonacide para refaccionar las aulas. Si bien no solo es necesaria una buena infraestructura para cambiar el sistema educativo de mala calidad que tiene el país, los agujeros en los techos y los ladrillos que se derrumban de las paredes vaticinan que no vendrán cambios sustanciales pronto.
El ministro de Educación, Eduardo Petta, promete reformar la educación; vos, teniendo en cuenta esta realidad, ¿todavía crees en él?
Por Rebeca Vázquez (19 años)
