Gran retroceso en los esfuerzos por mejorar la imagen del país. Hay una cuestión de suma importancia que no se está teniendo en cuenta en relación con los últimos acontecimientos en el ámbito político-institucional. En 2022 Paraguay se salvó por muy poco de entrar en la “lista gris” de países no cooperantes con la lucha internacional contra el lavado de activos y financiamiento al terrorismo, pero quedó oficialmente “bajo vigilancia” del Grupo de Acción Financiera Internacional Latinoamericana (Gafilat). Los hechos que han venido sucediendo guardan relación directa con los aspectos en observación y dejan al país en una posición muy comprometida en el marco del “seguimiento intensificado” al que está sometido, con potenciales graves consecuencias.
Se inicia un nuevo año, en principio con buenas perspectivas en el campo económico, lo que debería darle al Gobierno cierto aire y margen de maniobra para llevar adelante reformas y ajustes que necesita el país para restablecer equilibrios, mejorar el clima de negocios para inversiones nacionales y extranjeras que generen empleo y crecimiento. Entre los desafíos más importantes y prioritarios se pueden mencionar la necesidad de elevar de inmediato la calidad de la educación pública, la seguridad, el sinceramiento y recomposición de las finanzas públicas, avanzar en la reforma previsional, y la regularización de los beneficios que le corresponden a nuestro país en las hidroeléctricas binacionales.
Oficinas del Puerto se encuentran abandonadas y en deplorable estado. El Estado paraguayo invirtió alrededor de 100 millones de dólares para su construcción.
Hoy nos acompañan los jefes de secciones de ABC Color: Osvaldo Cáceres, jefe de Judiciales y Policiales, Pablo Guerrero, jefe de Política, Gladys Benítez, jefa de Economía y Mariana Ladaga, Jefa de Locales. Nos hablan sobre las proyecciones para el 2024.
Los indicadores confirman el “rebote económico” que se esperaba para 2023, con un crecimiento estimado en torno al 4,5%, menor del que se pronosticaba al principio, pero de todas maneras uno de los más altos de América Latina. Ello ocurre después de varios períodos de recesión o estancamiento, primero por la pandemia y después por la devastadora sequía que causó estragos en la producción agropecuaria. Es una buena noticia, que permite terminar el año con cierto alivio y otorga algún margen de maniobra al Gobierno que inicia su mandato. Ojalá se hayan aprendido las lecciones del pasado y esta vez se evite el derroche y se aproveche el envión para fortalecer realmente las bases de una genuina y sostenible prosperidad a largo plazo.
El presidente y sus ministros brindaron un mensaje en conjunto en vísperas de Año Nuevo, en el que prometieron “dar lo mejor”. Cada uno mencionó el desafío de su administración.