El corazón, ese motor incansable que impulsa nuestra existencia, día tras día sin descanso, es también uno de los órganos más vulnerables del cuerpo humano. El estrés y los malos hábitos forman parte de la rutina y los infartos se han convertido en causa principal de mortalidad.
Aunque hay diversos factores que pueden duplicar el riesgo de infarto, hay una combinación que resulta especialmente mortal: el calor y los niveles elevados de contaminación por partículas finas, dos elementos que disparan el riesgo de muerte sobre todo en mayores y mujeres.
Una niña de tres años de edad que sufrió un paro cardíaco hace dos semanas en Ñemby sigue hospitalizada y en terapia intensiva. La madre relató que el pronóstico médico es reservado por las consecuencias que le dejó a su salud el infarto tras el corte de energía de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) mientras la niña veía televisión.
ÑEMBY. Una niña de apenas tres años se encuentra en terapia intensiva tras sufrir un infarto. La menor de edad se encuentra en el Hospital Pediátrico de San Lorenzo desde el pasado 26 de junio, fecha en que funcionarios de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) habían interrumpido el servicio de energía eléctrico en su casa, por falta de pago. Vecinos de San Antonio, de donde es oriunda la familia y Ñemby organizan actividades para ayudar a la familia.
MADRID. Un equipo de investigadores del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV) ha descubierto un factor clave que protege al corazón tras un infarto y cuyos niveles, además, pueden ayudar a predecir posibles secuelas graves en el funcionamiento de este órgano.
Miguel Zárate, un joven atleta esteño, falleció este jueves presumiblemente de un infarto, según los primeros datos. Hace sólo unos días participó de la que sería su última competición: el Sudamericano de Fisicoculturismo, que se llevó a cabo en Brasil.