Contra la lógica estacional, el dólar mantiene una tendencia descendente en Paraguay en plena recta final del año, una época en la que usualmente la divisa se fortalece por la mayor demanda de importadores y viajantes.
Para el economista y docente Andrés Laconich, este fenómeno es resultado de una combinación de elementos que generan una sensación de estabilidad a corto plazo, pero que plantean desafíos importantes para el próximo año.
Laconich explica que la economía local está recibiendo un volumen inusual de dólares. Entre los factores internos menciona la emisión de bonos soberanos y la colocación de títulos en guaraníes en los mercados internacionales, lo que incrementó significativamente la oferta de divisas.

A esto se suma un renovado interés por el sector inmobiliario local, especialmente de inversores argentinos.
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“Muchas familias de alto patrimonio continúan ingresando dólares para la compra y construcción de edificios,”, afirma.
Factores externos que también presionan
En el plano internacional, la política de la Reserva Federal de Estados Unidos de reducir su tasa de referencia debilitó la posición global del dólar, incentivando la migración de capitales hacia mercados emergentes.
Además, la incertidumbre geopolítica y la estrategia económica norteamericana están generando distorsiones en varias regiones.
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“Estados Unidos busca abaratar su moneda para ganar competitividad industrial. Esa estrategia imprime una presión a la baja en toda la región”, señala Laconich.
Por qué los precios no bajan

Aunque la caída del dólar podría sugerir un alivio en la canasta básica, la realidad es distinta. Laconich introduce el concepto de rigidez a la baja o “precios pegajosos”, que explica por qué los valores rara vez retroceden aun cuando sus factores determinantes se estabilizan.
“Los precios se ajustan a ciertos niveles y difícilmente bajen. El que subió el precio del pancho o del asadito porque la carne estaba cara difícilmente lo reduzca, salvo por presión competitiva”, destaca.
A ello se suman los retardos propios de una economía pequeña: “En Paraguay, las reacciones se dan con mayor demora que en nuestros vecinos”, añade.
La pérdida de competitividad
El comportamiento actual del dólar favorece temporalmente a los consumidores que compran productos importados, pero compromete la competitividad de los sectores productivos orientados al exterior.
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Con costos expresados en guaraníes, un tipo de cambio más bajo significa menores ingresos en moneda local para exportadores como la soja, la carne o el arroz.
“Nuestras industrias reciben menos guaraníes por cada dólar exportado. En la práctica, eso recorta el ingreso de toda la cadena de valor”, explica Laconich.
Mirada hacia 2026
Para el analista, el contexto requiere cautela: “En el corto plazo el consumidor se beneficia, pero en el mediano ya aparecen señales de alerta. Si nuestros commodities quedan caros frente a competidores con monedas más depreciadas, perderemos espacios en los mercados internacionales”, advierte.
La evolución del tipo de cambio en los próximos meses determinará si esta tendencia responde a un ciclo pasajero o si configura un escenario más complejo para la economía paraguaya en el inicio de 2026.
