Ministros de la Corte deben explicar sospechosa reunión en Mburuvicha Róga

El presidente Santiago Peña, su asesor político y vicepresidente tercero de la ANR, José Alberto Alderete, y el titular de ese partido, Horacio Cartes, se habrían reunido en horas de la noche en Mburuvicha Róga con seis ministros de la Corte Suprema de Justicia. El llamativo hecho vuelve a poner en tela de juicio la residencia presidencial como escenario de sospechosos conciliábulos. ¿Sabían los ministros que también asistiría Cartes y que no se revelaría a los ciudadanos el temario de la reunión? En caso afirmativo, los más altos magistrados no habrían hecho respetar su investidura ni demostrado favorecer la transparencia en la gestión pública, concurriendo poco menos que como simples afiliados a la ANR para recibir instrucciones del presidente partidario. De lo contrario, habrían sido sorprendidos en su buena fe, por el propio jefe del Poder Ejecutivo. En uno u otro caso, su papel ha sido bochornoso: no han estado a la altura de la dignidad del cargo que ostentan.

El presidente Santiago Peña, su asesor político y vicepresidente tercero de la ANR, José Alberto Alderete, y el titular de ese partido, Horacio Cartes, se habrían reunido en horas de la noche en el quincho de la residencia presidencial Mburuvicha Róga con los ministros de la Corte Suprema de Justicia César Diesel, Carolina Llanes, César Garay, Luis María Benítez Riera, Alberto Martínez Simón y Eugenio Jiménez Rolón. No habrían asistido al encuentro, cuya realización no ha sido desmentida, los ministros Víctor Ríos, Manuel Ramírez Candia y Gustavo Santander.

El llamativo hecho, que vuelve a poner en tela de juicio la residencia presidencial como escenario de sospechosos conciliábulos, causó la atinada reacción del ministro Víctor Ríos, quien no había sido invitado. Si el tema fue la rotación periódica de los superintendentes de las circunscripciones judiciales, él entendería que no haya sido invitado, según dijo, por tener al respecto una postura distinta de la de sus citados colegas, es decir, por favorecer la rotación. En su opinión, las reuniones de la Corte Suprema de Justicia con el Presidente de la República, con el del Congreso o con parlamentarios serían “saludables”, pues lo ordena la Constitución. Sin embargo, “que las mismas sean secretas o que de las mismas participen personas que no tienen responsabilidad institucional, obviamente no es saludable y afecta a la imagen, a la autonomía de los poderes, en cualquiera de los casos”. Por eso, aclaró que él no es partidario de “realizar reuniones secretas para tratar temas de interés institucional (...) espero que este no sea el caso”.

El ministro cree que sus colegas que participaron en el encuentro “van a explicar los temas tratados”. Por lo demás, cree que “la imagen que se instala a partir de este tipo de situaciones, nos preocupa muchísimo porque estamos hablando nada menos que de la Corte Suprema de Justicia” (...), y que si las cosas ocurrieron como se publican, claramente dañarían la independencia de los poderes, “el funcionamiento armónico del Estado paraguayo y –obviamente– la salud de la República...”. Expresó también que, de confirmarse lo publicado, “...va a afectar al Poder Judicial, porque uno de los mencionados de haber participado (...) es presidente del partido oficialista y eso aquí y en cualquier lugar del mundo (...) no corresponde; por eso, espero que la presencia del señor Cartes termine descartándose, porque si se confirma, realmente es grave”. Por lo menos, esa presencia no ha sido negada hasta ahora.

Según el diputado Roberto González (ANR, abdista), “el que desencaja un poco en esa reunión es un elemento extrapoder, que es el presidente del partido”, en tanto que la senadora Lilian Samaniego (ANR, Causa Republicana) reclamó que “los ministros tienen que dar explicaciones”. Y no solo ellos, por cierto: Santiago Peña debe revelar el temario de la junta realizada entre gallos y medianoche, así como el motivo de la presencia de su líder Horacio Cartes y de la exclusión de la lista de invitados de al menos el ministro Víctor Ríos. Puede presumirse que no fue un encuentro de carácter privado, sino uno en el que se habrían tratado asuntos de interés público. La residencia presidencial no debe ser un sitio para reuniones furtivas que impliquen la conveniencia de ocultar propósitos inconfesables.

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Aunque al parecer ninguno de los asistentes haya olvidado allí algún sobre, es improcedente que los ministros hayan sido convocados junto con el presidente de la ANR. ¿Sabían ellos que también asistiría Horacio Cartes y que no se revelaría a los ciudadanos el temario de la reunión? En caso afirmativo, los más altos magistrados no habrían hecho respetar su investidura ni demostrado favorecer la transparencia en la gestión pública, concurriendo poco menos que como simples afiliados a la ANR para recibir instrucciones del presidente partidario. De lo contrario, habrían sido sorprendidos en su buena fe, por el propio jefe del Poder Ejecutivo. En uno u otro caso, su papel ha sido bochornoso: no han estado a la altura de la dignidad del cargo que ostentan. En verdad, han caído muy bajo, arrastrando con ellos la institucionalidad de la República.