Manejar dinero

La escena se repite con frecuencia. 

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Señor, le estamos llamando de Financiera Mango Guy para informarle que por sus buenos antecedentes e historial de crédito tiene aprobada una tarjeta de crédito exclusiva, con una línea de crédito preferencial. 

Del otro lado uno, que se siente halagado, elegido por el sistema, termina aceptando sin pensarlo mucho. Poco importa que tenga varios préstamos vigentes y algunas tarjetas de crédito que adornan ostentosamente su billetera. 

Y quizás no lo sepa ni se lo explicaron, pero si se ve tentado a hacer solo el pago mínimo y no cancela todo lo consumido a fin de mes, estará tomando el préstamo más caro dentro del sistema financiero formal. 

La historia podrá terminar en un drama personal y familiar. De hecho muchas vidas y familias se destruyen por estas malas decisiones. 

Y no me refiero a aquellos morosos compulsivos que parecen estar predestinados genéticamente para vivir voluntariamente con una soga al cuello, sino a aquellas personas que queriendo hacer bien las cosas, se encuentran repentinamente, por impulsos y malos cálculos, con una avalancha de deudas impagas que termina sepultándolos junto a sus familias. 

Se habló mucho en estos días del desagradable maltrato de una cobradora hacia un cliente. 

Muchos casos similares ni siquiera se conocen porque los clientes por vergüenza tampoco quieren hacerlos públicos. 

La pregunta que motiva este comentario es: ¿cuántos de estos casos pudieron haber sido evitados con una buena educación financiera?

Manejar dinero es una habilidad que no todos tenemos. Y si a eso le sumamos que en algunas casas y parejas ni siquiera se habla del tema por considerarlo como un tabú, es fácil suponer cuál puede ser el resultado. 

Sea poco, mucho, escaso, abundante, o incluso no teniéndolo, el dinero forma parte de nuestras vidas, de nuestro día a día. Nos guste o no, la mayor parte del tiempo estamos tomando decisiones sobre dinero o recibiendo las consecuencias de estas decisiones. 

Falta instrucción financiera en nuestro sistema educativo. Desde el colegio, con matemáticas aplicadas a ejemplos reales, que permitan que ese niño o niña vaya siendo consciente de cómo administrar por ejemplo lo que le dan para la merienda, o cómo puede ir ahorrando y gastando ese dinero. 

De la educación financiera también debería ocuparse masivamente la Secretaría de Defensa del Consumidor, con herramientas que la hagan más fuerte para combatir los abusos dentro del sistema. 

En un mundo dominado por el consumo, la instrucción sobre cómo manejar dinero es fundamental. No es una invitación a no consumir, sino a hacerlo de manera inteligente, para que no se convierta en una soga que va a terminar de ahorcarnos cuando nos hayamos dado cuenta. 

De estas y otras cosas deberían preocuparse prioritariamente los políticos. Al menos si les interesa mejorar las condiciones de vida de la gente que los vota.

guille@abc.com.py

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