Manos femeninas en la mecánica de aviación

Jessica Rojas tiene solamente 22 años y ya se destaca como una excelente mecánica de aviones. Sin nadie en su familia compartiendo la misma pasión, ella se interesó por el rubro ya hace un buen tiempo.

Jessica Rojas, mecánica de aviones.
Jessica Rojas, mecánica de aviones.ARCENIO ACUÑA

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Nacida en Asunción, cuenta que fue al salir del bachillerato que se decidió a estudiar mecánica, y se empezó a enamorar de este trabajo. Luego del curso de Técnico Superior en Mantenimiento vinieron las pasantías sobre motores recíprocos, que son aviones pequeños, y hoy se desempeña como mecánica en aviones comerciales a turbina.

Fue después de la primera pasantía cuando se abrió la oportunidad de entrar a trabajar en la empresa en la que quedó. Desde junio del año pasado, es una feliz trabajadora en el aeropuerto, rodeada mayormente de hombres, en un ambiente muy competitivo y exigente.

¿En qué consiste su trabajo? Explica que realizan mantenimiento en línea y ya se les permite también hacer mantenimientos mayores del avión. Se encargan de todas las inspecciones, hacen cambio de ruedas, cambio de componentes, reparaciones, etc. En los aviones de las aerolíneas comerciales, los mantenimientos en línea son los que se pueden hacer rápido. Si en algún momento ocurre un problema con el avión, ellos lo solucionan antes de que salga el vuelo nuevamente.

En cuanto a los mantenimientos mayores, ello consiste en desarmar el avión y revisar la estructura: “Se sacan pisos y asientos, desarmamos motores, bajamos motores, los subimos de nuevo. También la cola del avión. Yo tengo la oportunidad de formarme con esta empresa, porque acá no se hace, no hay, es muy poco, y más para aviones grandes. Entonces tengo la oportunidad de aprender con estos aviones, que son CRJ200″.

Jessica cuenta que algunos trabajos se hacen día de por medio, y otros cada mes o meses, bajo un calendario. Además tienen mantenimientos no programados, los que justamente se realizan cuando ocurre algún problema. También los mantenimientos mayores son programados, antes de que el avión sufra algún desperfecto por uso, por deterioro. En la aviación siempre se tienen que prevenir los problemas, enfatiza.

Pasión por su trabajo como mecánica de aviones

Comenta que su trabajo es con horario rotativo, por ejemplo, recuerda que ya le tocó trabajar en Navidad y Año Nuevo. “A veces puedo tener un lunes libre, o un sábado o miércoles libre, depende”, explica con una sonrisa.

Son 6 días de trabajo a la semana, con horario nocturno en ocasiones. Siendo la única mujer en el área, cuenta que siempre es difícil, porque se escuchan ciertos comentarios, pero “tenés que saber sobrellevarlo y demostrar lo que vos podes”. También en su pasantía fue la única mujer en un grupo de cuatro. Eso, sin embargo, no es un impedimento para ella. Cuenta que se lleva muy bien con sus compañeros, bromean y pasan bien juntos.

También tiene dos compañeras que están en los hangares, pero trabajan con aviones pequeños y una trabaja en motores, aunque están como pasantes ahora mismo.

Una cualidad que resalta de ella misma es que se esfuerza mucho por conseguir lo que quiere y también por dejar una buena impresión. “Siempre estuve un poquito inclinada hacia la mecánica; me gustan la electromecánica, la mecánica, la electrónica, los instrumentos. Pero al salir del colegio, donde estudié mecatrónica, yo quería ser ingeniera aeronáutica”, recuerda. Con un marcado gusto por los aviones, se le abrió la oportunidad de estudiar mecánica, pero no cierra la puerta para, más adelante, estudiar ingeniería. De Asunción a Luque todos los días, Jessica se siente muy feliz de estar trabajando en esto luego de mucho esfuerzo.

Un día de trabajo en el aeropuerto

Normalmente, cuando llega su hora de entrada el avión ya está llegando. “Los recibís, hablás con los pilotos y ellos comentan si tuvieron algún problema o el vuelo transcurrió sin novedades, citan algún mensaje que saltó o cualquier tipo de inconveniente que hayan tenido”, explica.

También hablan con las azafatas para saber en qué condiciones está el interior de la cabina de pasajeros, si tiene algún problema o algún pasajero se quejó de algo. De acuerdo a la información recopilada los mecánicos empiezan su trabajo.

Al mismo tempo, si un equipo se encarga de revisar lo que el piloto reportó, hay otro que realiza los trabajos previstos para la noche. Esto va desde la calibración de ruedas, oxígeno, limpieza de amortiguadores, chequeo completo del avión en 360°, con lo que recuerda que una vez encontró un pájaro en una de las ruedas del avión, y otras anécdotas. También se limpian y sacan los motores. Con todo ello casi ya termina la jornada, y posteriormente, antes de salir, hacen trabajos de oficina, ya que hay muchas planillas que llenar y firmar, documentaciones que avalan que el avión pueda salir a volar.

Las revisiones, sin incluir la documentación y siempre y cuando no haya problemas adicionales que revisar y solucionar, duran aproximadamente cuatro horas, menciona. El trabajo completo, como seis horas. Cuenta que en cada turno hay por lo menos un certificador y dos mecánicos trabajando.

A las mujeres que tienen ganas de ejercer este trabajo, Jessica las anima y opta por derribar mitos como que en el área no hay mucho trabajo, y que las mujeres no pueden hacerlo: “Siempre les digo que se animen, que no tengan miedo”.

Apoyo familiar al 100%

En su casa, cuando se enteraron de la decisión pegaron el grito al cielo, ya que les da mucho miedo el tema de los aviones, confiesa. “Vos arreglá, pero no te subas”, le decían. Además, confiesa que también le gusta mucho el mundo de los viajes, le fascina la idea de subir a un avión y pasear. “Siempre están con el Jesús en la boca porque saben que, como soy taha taha, yo me voy a subir las veces que tenga oportunidad”, ríe. De sus hermanos cuenta que ni uno solo comparte la misma pasión que ella por los aviones, uno estudia arquitectura, otra ingeniería industrial y la menor también se inclina por la ingeniería.

Es un trabajo muy delicado en el que algunas cosas podrían llegar a salir mal, pero por suerte no tuvo hasta el momento experiencias que lamentar. Alguna vez montó algo mal en sus comienzos, pero ante la duda consultó con un superior y no pasó nada, recuerda. Recomienda, para quienes estén iniciando la carrera que siempre se dejen supervisar por alguien con más experiencia, ya que se aprende mucho y, además, se evitan problemas innecesarios.

Expectativas: crecer más con los aviones comerciales; le encantaría conseguir la licencia FAA, que es una licencia que otorgan los Estados Unidos para trabajar en aviones de ese país. Por el momento, ella trabaja exclusivamente para aviones paraguayos. Para cumplir su meta, debería ir a los Estados Unidos y estudiar para conseguir dicha licencia. “Considero que nunca dejamos de aprender cosas, entonces siempre estoy abierta a todas las experiencias que pueda haber”.

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