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A pesar de la sangre que procura
cubrir de noche oscura
la luz de esta memoria.
Lope de Vega
La evocación de la guerrilla
Muchas veces se ha comentado que el primer intento de guerrilla en tierras vascas fue el de ETA, pero esto es un error. Según Federico Krutwig en su libro Años de peregrinación y lucha, los antecedentes los podemos encontrar en el jefe de Euzko Gaztedi Indarra (EGI), o, en español, «Fuerza Juventud Vasca», a quien el autor denomina Gatarrieta. Según Krutwig, en la sede del Gobierno vasco en París Gatarrieta da una conferencia en la que propone la lucha armada como método de autodefensa bajo el sustento de que cuando se intente dialogar con los fascistas la respuesta que se obtendrá será el estruendo de la ametralladora. De esta manera, Gatarrieta expone: «dialogaremos con quien quiera dialogar, pero con quien no admite otra razón que el fuego de las metralletas, tenemos que hablarle en su idioma» (Krutwig, 2014, p. 75). Mao Zedong, cuando habla acerca de la revolución, dice lo siguiente: «Hacer la revolución no es ofrecer un banquete, ni escribir una obra, ni pintar un cuadro o hacer un bordado; no puede ser tan elegante, tan tranquila y delicada, tan apacible, amable, cortés, moderada y magnánima. Una revolución es una insurrección, es un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra». Si prestamos atención, esta frase de Mao guarda relación con Gatarrieta. Los primeros pasos de ETA pueden rastrearse en la relación que Gatarrieta estableció con el joven José Antonio Etxebarrieta, pero para ese entonces aún no se había pensado en la estrategia de resistencia ni tampoco una filosofía ligada a lo militar. Las lecturas del joven Etxebarrieta, según Krutwig, eran escasas con respecto a ese tema, pero ya conocía algunas obras de Mao Zedong. Es Etxebarrieta el que se encarga por primera vez de iniciar la resistencia en el País Vasco de la que Krutwig descarta una influencia china o argelina, y así manifiesta: «Así pues, el padre de la guerrilla fue Gatarrieta. Acudimos, y recuerdo muy bien cómo Gatarrieta le dijo al estrecharle la mano a Etxebarrieta “Abi gezund!”, que era la fórmula que empleaban los hombres del Irgun Zvai Leumi para despedir a sus compañeros cuando iban a efectuar una acción patriótica armada. Nos pareció tan justo que los demás le dimos la mano y le dijimos completamente serios: “Abi gezund!”. Quiero destacar esto para contradecir la opinión más de una vez expuesta de que la guerrilla vasca haya empezado bajo la influencia argelina o china». El primer intento de guerrilla finalmente fracasó porque la pareja de Gatarrieta estaba embarazada y él decidió hacerse cargo de su vida familiar, pero es un rastro que debe evocarse para tratar de comprender un fenómeno más grande.
Hay que tener en cuenta que la represión franquista hacia el pueblo vasco fue muy dura. Según Giovanni Giacopucci, en su libro E.T.A. Historia política de una lucha armada, 2ª parte, el territorio vasco tuvo 10.800 muertos en combate de campo de batalla, otros 15.000 que murieron bombardeados, 21.780 que murieron bajo el fusil, 49.500 heridos, 150.000 exiliados y 595.000 represaliados bajo las leyes de Responsabilidades Políticas. Es decir que el 70% de la población padeció los horrores de la guerra. A esto habría que añadir que el primer alcalde en Bilbao tras el triunfo del fascismo fue el conocido aristócrata José María Areilza, que en su primer discurso dijo: «Ha caído vencido, y para siempre, ese horrible íncubo llamado Euskadi» (Giacopucci, 1992). Además, una vez Franco en el poder, algunos gobiernos occidentales comenzaron a mostrar su apoyo a la dictadura, y entre las instituciones que la apoyaban tenemos a la ONU —este dato no debería sorprendernos, pero sí hacernos pensar en cómo se desarrolla en la actualidad dicha institución—, que en 1950 decide anular las decisiones de aislar al franquismo. En España había crisis económica, sueldos miserables, huelgas en algunas fábricas y una cruenta persecución. Recordemos, por ejemplo, que José Agirre, fue asesinado a golpes por haber gritado «Gora Euskadi», o las torturas que causaron la muerte de Txomin Letamendi. Había una fuerte crisis política en el Partido Nacionalista Vasco (PNV) porque sus principales referentes ideológicos y políticos, es decir, Estados Unidos y el Vaticano, estaban aliados al régimen de Franco. De a pocos, el PNV comienza a perder el protagonismo y en España, a principios de los años cincuenta, comienza el proceso de industrialización bajo el auspicio de USA, y más adelante el proceso de inmigración en la zona vasca, donde, según Giacopucci: «Entre 1960 y 1975 la población Euskal Herria pasa de 1.800.000 a 2.500.000 habitantes». Ante estos hechos, contando la crisis del PNV, el pueblo vasco se encontraba impotente y necesitaba una alternativa.
El poder del fusil y la palabra
El nacimiento de ETA se remonta a un grupo de jóvenes estudiantes en Bilbao que forman el grupo denominado Ekin. Si bien este grupo tiene entre sus lecturas temas del nacionalismo vasco, rápidamente entienden su propio estado de sometimiento y deciden pasar de la teoría a la acción. Ekin pasa a ser parte de la organización juvenil del PNV, Euzko Gaztedi, en 1956. Sin embargo, dentro del partido comienzan a manifestarse contradicciones y roces con los dirigentes Ajuriaguerra y Rezola, quienes solicitaban que EGI se sometiera a la disciplina del Partido. Es así que en 1958 los ex integrantes de Ekin, entre ellos José Luis Álvarez Enparantza, junto a otros militantes abandonan el Partido y forman Euskadi Ta Askatasuna, más conocida como ETA.
En 1959 se pone en marcha el Plan de Estabilización que pretende insertar a España dentro del mercado occidental, y el franquismo comienza a recibir más apoyo a nivel internacional bajo el lema: «España Una, Grande, Libre». Por otro lado, la palabra «Euskadi» o «ikurriña» están consideradas como subversivas, la Academia de la Lengua Vasca realiza un modelo lingüístico unificado, y un año después ETA realiza sus primeras pintadas en paredes, así como también la colocación de ikurriñas. Federico Krutwig será una gran influencia para ETA, ya que en 1964 se publica La insurrección en Euskadi, donde la organización presenta los planteamientos de la guerra revolucionaria, guerra que ya había sido propuesta por Krutwig, quien consideraba que el pueblo vasco tenía que liberarse del yugo colonial. Estos eran los objetivos esenciales que pretendía alcanzar ETA a través de la guerra revolucionaria:
(1) Conquistar la población
(2) Destruir la organización, el aparato del opresor colonialista
(3) Hacer fracasar los medios del enemigo
(4) Tomar el poder
En La insurrección en Euskadi, para cada uno de estos objetivos, se comienza a detallar lo que se debe hacer. Por ejemplo, cuando se tome el poder, ETA propone lo siguiente:
«Como nota diremos que existe una técnica del golpe de estado. Nos limitaremos a señalar aquí que la insurrección, en este caso concreto, debe ser considerada como un arte. Para apoderarse de los puntos neurálgicos de una capital, es necesario tener un conjunto activo de revolucionarios aguerridos y experimentados, reducidísimo en número, pero que saben conducir las masas, el pueblo. Grupo frío, violento y resuelto a todo. La masa estorbaría en estos minutos críticos» (pp. 18-19).
El 7 de junio de 1968 surge un tiroteo cerca de Tolosa, donde están involucrados Iñaki Sarasketa, Txabi Etxebarrieta y el agente de la Guardia Civil José Pardines. Este último muere, por lo que Iñaki y Txabi huyen. En la persecución de la Guardia Civil, es abatido Etxebarrieta, y a partir de entonces, siguiendo a Giacopucci: «Euskal Erria ha entrado irreversiblemente en una nueva etapa en la confrontación histórica con el Estado Español». El 7 de agosto es ajusticiado en Irún de siete disparos Melitón Manzanas, conocido torturador del régimen franquista. La represión comienza a incrementarse y el pueblo vasco comienza a tomar consciencia de su situación.
A partir del Proceso de Burgos, donde fueron condenados a muerte 10 militantes de ETA y otros a pagar penas de más de setecientos años de cárcel, la organización comienza a recibir apoyo popular, hay grandes manifestaciones por este acto represivo y, finalmente, el 30 de diciembre la dictadura cede y se promulga un decreto en donde quedarán conmutadas las penas de muerte. En 1972, 200 militantes de EGI pasarán a las filas de ETA. El 20 de diciembre de 1973, ETA hace volar el coche en el que se encontraba Carrero Blanco, brazo derecho de Franco y que tenía fuertes vínculos con la Falange, el Opus Dei, etc., llamado a ser el sucesor y la continuidad de la dictadura. Con la muerte de Carrero Blanco y la de Franco en 1975, el régimen comienza a descomponerse y se inicia la denominada etapa de transición. Mientras tanto, en ETA surgen nuevas discusiones acerca de los pasos a seguir y se forman ETApm y ETAm. Esta última se dedica a estructurar la organización y la formación política de los militantes; ETApm tendrá como labor las acciones que empieza a realizar desde inicios del 75. Ese año será de mucha actividad; ETA empieza a manifestarse contra los «chivatos» o informantes, debido a la aparición de Mikel Lejarza, alias El Lobo. En setiembre de ese año son condenados a muerte y fusilados Juan Paredes Manot, Txiki, y también García Sanz y Sánchez Bravo.
Financiamiento
La financiación de ETA se ha dado mediante distintos medios. Los primeros actos fueron posteriores al proceso de Burgos, cuando secuestraron al empresario industrial Lorenzo Zavala y a Felipe Huarte. Esta acción tenía como finalidad recaudar dinero para cubrir los distintos gastos de la organización, desde el alquiler de pisos en Madrid y Barcelona hasta la adquisición de armamento, etc. Las versiones sobre el uso del dinero varían dependiendo del autor. En 1965 ETA empieza a aprovisionarse de dinero a través de atracos, y diez años después empiezan con el impuesto revolucionario. En su libro Dentro de ETA. La vida diaria de los terroristas, Florencio Domínguez Olivares sustenta que en varias ocasiones el dinero no se utilizaba para los fines que perseguía la organización y era despilfarrado. La adquisición de dinero a través de extorsión y secuestro fue una de las principales actividades a las que recurría E.T.A. En el libro ETA, S.A. El dinero que mueve el terrorismo y los costes que genera, Mikel Buesa expresa:
«En conjunto, la extorsión ha producido para ETA un rendimiento que se estima en más de 115 millones de euros a lo largo de las tres décadas que median entre 1978 y 2008. Esta cifra —que, para facilitar las comparaciones temporales, se expresa según el nivel adquisitivo de 2002— ha de ser considerada mínima, pues los datos de que se dispone, procedentes en general de documentos incautados a la banda terrorista, son incompletos» (p. 80).
La extorsión estaba ligada con el secuestro y también con las cartas de amenaza. Se llegaron a realizar 701 secuestros entre 1976 y 1986. Con el paso del tiempo, ETA comenzó a tener otras entradas de dinero y los secuestros decayeron, pero entre 2002 y 2004 se realizaron 17 secuestros «exprés». Durante estos procesos, si la familia no reunía el dinero suficiente, la persona era asesinada. Cuando se trataba de cartas de amenaza, la persona recibía un total de cinco cartas. En la primera recibía las instrucciones acerca de la cantidad exacta que debía pagar; la siguiente carta iba dirigida a los familiares. Si ante esto no había una respuesta, ETA lo miraba como objetivo. Luego se exigía otro pago con el 5% de interés por demorar. La estructura que se dedicaba a este tipo de operaciones era Gezi. Por otro lado, Diva se encargaba de los gastos y la reacudación de dinero. En Gezi se debía recoger la información, además de preparar las cartas de extorsión y coordinar con los taldes que se ocupaban de ejercer presiones sobre los objetivos. Lo que nunca dejó de hacer la organización fue robar automóviles.
No se tiene la cifra exacta del empresariado que colaboró económicamente con la organización de forma voluntaria o a la fuerza. Por ejemplo, en el año 2003 se contabilizan 256 cartas a 95 empresarios. Sobre el particular, Buesa (2011) manifiesta:
«Partiendo de esta información y suponiendo un rendimiento constante de las actividades extorsionadoras, se puede estimar que, durante las tres décadas que se están analizando, alrededor de 11.000 personas han podido ser objeto de las amenazas terroristas con fines de extorsión» (p. 85).
Entre los años 1965 y 1985 se registran 200 asaltos a bancos y empresas a cargo de ETA. En 1980 la organización logra adquirir 112 pistolas Star en Diputación de Guipúzcoa. Más adelante, ETA fue fabricando su propio armamento y robó explosivos en la empresa francesa Titadine, entre otras. También lograban obtener armamento, placas de matrícula y herramientas para falsificar documentos. En su libro, Buesa afirma que otra de las modalidades que tenía ETA para obtener recursos económicos era el tráfico ilícito:
«Otro caso en el que el narcotráfico se asocia con ETA es el de la detención de 1996 de José Luis Folgueras, a quien le incautaron 150 kg de cocaína. Más recientemente, en enero de 2006, la policía francesa detuvo a dos etarras huidos al país galo a mediados de la década de los noventa, a los que se acusó de participar en la compra de armas en Italia a cambio de cocaína y hachís» (p. 95).
ETA trataba de organizarse económicamente para tratar de solucionar las condiciones de los exiliados que fueron hacia Latinoamérica. Más adelante se crean las herriko tabernas, donde solían reunirse militantes de la izquierda abertzale. Es así que Buesa afirma:
«(…) en la documentación judicial se menciona que, en promedio, durante los años noventa, pudieron obtener 15 millones de euros anuales de ingresos, por lo que no es aventurado asignarles una ganancia neta de 3 millones —el 20 por ciento de la facturación— que habría servido para la financiación de ETA y de las organizaciones dependientes de ella».
Hasta este punto se ha mostrado parte de todo lo que significa ETA tomando como referencia distintas fuentes. Es válido preguntarnos qué significa ahora esta organización —que finalmente decidió dejar las armas— para la población de España, y si existían más causas para armarse contra el Estado. Krutwig, en su libro póstumo, se dice a sí mismo que ya no sabía qué representaba ETA, que no sabía cómo definirlo; se fue buscando palabras y son las que debemos encontrar ahora para tratar de entender las condiciones que se presentaron en esos momentos para que surja un grupo armado, y tratar de descifrar las que se presentan en este preciso instante. En España, Hasél ha sido apresado por cantar. Cuando fue la Insurrección en Chiapas, en 1994, se dijo: «Podrán cuestionar el camino, pero nunca las causas». Es decir, la lucha armada siempre será válida cuando es el único recurso que nos queda para proteger el territorio, la naturaleza, la vida. ¿Qué pasaría si los líderes indígenas que están siendo asesinados en Latinoamérica encontraran una forma mucho más contundente de autodefenderse? La «democracia» se percibe como un olor a carne quemándose. Lo que en Latinoamérica es sinónimo de alegría y fiesta, es decir, la diversidad de los pueblos que lo habitan, en España se vive de una manera distinta, bajo una línea que divide el territorio. Es necesario intentar comprender por qué nos surge una herida, por qué caminamos con incomodidad, por qué encendemos una hoguera. No es viable que un grupo pequeño de personas decida lo que es mejor para toda la población. Si bien ETA propone la toma del poder, llega a decir que el pueblo estorbaría. Desde esta trinchera, afirmamos que la clase trabajadora puede organizarse mediante un partido o sin la dependencia de este; son necesarias las estructuras, el trabajo de las bases, pero la dirigencia no debe estar en manos de unos cuantos porque se caería en el mismo error que se quiere combatir. El poeta griego Odysséas Elýtis se pregunta en un verso: «¿Será acaso la soledad en otros mundos la misma?». Tendríamos que preguntarnos si acaso hay otra manera de vivir, de ver el mundo y sentarnos mostrando las heridas que tenemos para poder comenzar a tejer una nueva realidad. A modo de homenaje y advertencia, nos despedimos con lo que escribe Emma Goldman en La palabra como arma: «Las personas están perdiendo su fe en las instituciones existentes y los más inteligentes están comprendiendo que el capitalismo industrial está fracasando en cada uno de los propósitos que se supone que defiende. El mundo ha perdido el tino. El parlamentarismo y la democracia están en declive. La salvación se busca en el fascismo y otras formas de gobiernos “fuertes”». Sin duda, sus palabras siguen vigentes.
Referencias
- Bruni, L. (2000). E.T.A. Historia política de una lucha armada, 1ª Parte (Undécima ed.). España: Txalaparta.
- Buesa, M. (2011). ETA, S.A. El dinero que mueve el terrorismo y los costes que genera. España: Planeta.
- Domínguez Iribarren, F. (2006). Dentro de ETA. La vida diaria de los terroristas. España: Santillana.
- ETA (1964). La insurrección en Euskadi. España: Fondo documental EHK Euskal Herrio Komunistak. Disponible en: http://www.ehk.eus/images/MLNV/III_BATZARRA/DOC-La_insurreccion_en_Euskadi_1964.pdf
- Giacopucci, G. (1992). E.T.A. Historia política de una lucha armada, 2ª parte. Navarra: Txalaparta.
- Herri Batasuna (1999). Herri Batasuna. 20 años de lucha por la libertad, 1978-1998. España: Herri Batasuna.
- Krutwig, F. (1978). Garaldea. Sobre el origen de los vascos. San Sebastián: Txertoa.
- Krutwig, F. (2014). Años de peregrinación y lucha. Navarra: Txalaparta.