Evolución de los principales indicadores socioeconómicos

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ABC Color

Datos recientes del Banco Central del Paraguay (BCP) sobre tarjetas de crédito y crédito de consumo, combinados con la evolución de indicadores laborales y de precios, señalan un escenario en el cual el consumo corriente –incluido el de alimentos– se estaría financiando cada vez más con deuda, poniendo en riesgo la estabilidad económica de familias y la salud del sistema financiero. En primer lugar, los datos de empleo muestran que de las más de 2.900.000 personas ocupadas en el país, cerca del 60%, corresponde a trabajadores asalariados que abarcan los sectores privado, público y trabajo doméstico remunerado.

Este grupo de alrededor del 60% de las personas ocupadas en el país corresponde a trabajadores asalariados, tanto de los sectores privado, público y trabajo doméstico remunerado, que es el universo principal afectado por la aplicación del salario mínimo legal vigente (SMLV). Sin embargo, un poco más del 15% de los asalariados percibe exactamente el salario mínimo, mientras que alrededor del 40% gana menos que ese umbral, revelando una proporción importante de trabajadores con ingresos muy ajustados. En el sector privado, esto representa alrededor del 20% de empleados, en el trabajo doméstico remunerado aproximadamente 4% y en el sector público por encima del 5%. Estos valores reflejan una estructura salarial que limita la capacidad de compra de una amplia base de la fuerza ocupada, conforme con datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS).

En la misma línea, la inflación acumulada entre mayo de 2024 y mayo de 2025 había alcanzado 3,6%. En consecuencia, el ajuste del salario mínimo legal vigente para las actividades diversas no especificadas ascendió a G. 100.739, estableciendo un salario mínimo de G. 2.899.048.

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En paralelo, la inflación de alimentos –una de las categorías que más impacta el presupuesto familiar– ha registrado incrementos interanuales de alrededor de 10%, muy por encima de los reajustes del salario mínimo y de los ingresos reales de la población. La divergencia entre el ritmo de los precios y el de los ingresos presiona el poder adquisitivo, reduciendo el margen para satisfacer necesidades básicas sin recurrir a otros mecanismos. La combinación de salarios estancados y alimentos más caros contribuye directamente a que los hogares busquen alternativas de financiamiento para llegar a fin de mes.

Los datos del sistema financiero respaldan esta tendencia: el crédito de consumo en términos nominales en Paraguay ha mostrado tasas de crecimiento significativas en el último año, de dos dígitos y por encima de la expansión económica que se viene registrando durante el 2025. Estadísticas oficiales muestran un aumento del crédito de consumo de alrededor del 23%, pasando de G. 26,456 billones a G. 32,492 billones entre octubre de 2024 y mismo periodo de 2025, sugiriendo que una proporción creciente de hogares estaría abandonando el pago al contado para adoptar financiamiento bancario para sus compras habituales.

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El uso de tarjetas de crédito también se está expandiendo de forma sostenida. De acuerdo con datos del BCP, el incremento interanual a noviembre se situó en aproximadamente más del 30% en compras en POS, cercano al 50% con QR y aproximadamente 55% realizadas en internet, incluso las extracciones crecieron por encima del 10%, reflejando una mayor adopción de este medio de pago entre los paraguayos. Tradicionalmente, ese tipo de crédito se asociaba, principalmente, a consumo discrecional o a compras puntuales de bienes no esenciales. En la actualidad, sin embargo, los patrones de uso han cambiado: cada vez más familias se encontrarían utilizando sus tarjetas para financiar gastos básicos, un fenómeno que expertos califican de alerta temprana sobre la sostenibilidad financiera de los hogares.

Por tanto, el cambio de comportamiento no estaría siendo meramente transaccional, sino que responde a una presión estructural de ingresos y precios. En palabras del economista Manuel Ferreira, “muchas familias paraguayas están llegando al límite de su capacidad de pago, recurriendo a las tarjetas de crédito para compras esenciales, como alimentos básicos, debido a que el dinero mensual se termina antes de concluir el mes.

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De hecho, la práctica de financiar alimentos con cuotas, aunque aporta liquidez momentánea, puede generar riesgos financieros. En el mismo sentido, Ferreira alertó que esta tendencia arraigada sin mejoras salariales ni estabilización de precios puede comprometer la estabilidad económica familiar y el acceso al crédito en el futuro.

Es de enfatizar que este escenario de endeudamiento emerge en un contexto donde los salarios, especialmente de quienes ganan alrededor o menos que el salario mínimo legal, no han visto ajustes reales equivalentes a la evolución de los precios de los bienes esenciales. Aún cuando se han producido ajustes nominales del salario mínimo, el ritmo de actualización de los ingresos no compensa el efecto erosivo de la inflación alimentaria y otros componentes clave de la canasta básica, lo cual deteriora el ingreso real de los hogares, generando una brecha creciente entre lo que las familias necesitan para cubrir lo esencial y lo que realmente pueden gastar sin endeudarse.

La actual configuración del consumo y del crédito en Paraguay remite a un fenómeno visto en períodos de estrés económico: cuando los ingresos no crecen al mismo ritmo que los precios, las familias tienden a compensar con mecanismos de endeudamiento. Si bien el crédito puede ser una herramienta útil para suavizar shocks temporales, su uso para financiar gastos recurrentes o de primera necesidad –como la alimentación del hogar– es señal de restricciones severas en la capacidad de compra.

En el contexto expuesto, el desafío no es menor: la economía paraguaya ha mostrado resiliencia en varias dimensiones macroeconómicas, pero los desequilibrios que hoy se reflejan en el endeudamiento de los hogares por consumo ponen de manifiesto tensiones microeconómicas que ya requieren de una urgente atención por parte de las autoridades.

Alimentos más caros

Salarios estancados y alimentos más caros contribuyen a que familias busquen alternativas de financiamiento para llegar a fin de mes.

Crecimiento significativo

El crédito de consumo en términos nominales en Paraguay ha mostrado tasas de crecimiento significativas en el último año.

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