Muere el actor y director Mohamed Bakri, pilar del cine palestino

El actor y cineasta palestino Mohamed Bakri durante la sesión fotográfica de "Golakani Kirkuk" (Las flores de Kirkuk) en el quinto Festival de Cine de Roma, 2 de noviembre de 2010.
El actor y cineasta palestino Mohamed Bakri durante la sesión fotográfica de "Golakani Kirkuk" (Las flores de Kirkuk) en el quinto Festival de Cine de Roma, 2 de noviembre de 2010.145902+0000 ANDREAS SOLARO

El renombrado cineasta, que padecía problemas cardíacos, ha fallecido a los 72 años de edad.

Después de una vida de lucha contra el hostigamiento y la censura, se apagó esta Nochebuena la vida de Mohamed Bakri ​(Bi’ina, 27 de noviembre de 1953 - Nahariya, 24 de diciembre de 2025), que se hizo mundialmente conocido como actor a los 30 años de edad por su papel protagónico en la película de Costa-Gavras Hanna K. (1983) y que vivió hasta sus últimos días constantemente al borde de verse convertido en un paria por su labor como director del documental Yenín, Yenín (2002).

Cuando, en Hanna K., Bakri interpretó al personaje de Selim, el suyo probablemente fue para muchos espectadores el primer rostro palestino que vieron retratado con dignidad en la gran pantalla. No es ningún secreto la escasez de representaciones no denigrantes ni estereotipadas (el “fanático”, el “terrorista”, etc.) de los palestinos en el cine. Es uno de los méritos de Bakri haber evitado en general esos papeles.

Por su parte, Costa-Gavras -en contraste con el éxito de su galardonado thriller político Missing (1982), estrenado el año anterior- pagó cara la humanidad de su aproximación al drama palestino en Hanna K., película perjudicada por una feroz campaña contra su difusión, duramente criticada en la prensa y rápidamente retirada de circulación por su distribuidora.

"Hanna K.", de Costa-Gavras, sufrió una feroz campaña contra su difusión y fue duramente criticada en la prensa y rápidamente retirada de circulación por su distribuidora.
"Hanna K.", de Costa-Gavras, sufrió una feroz campaña contra su difusión y fue duramente criticada en la prensa y rápidamente retirada de circulación por su distribuidora.

Mohamed Bakri debutó como director en 1998 con 1948, film que, como su nombre sugiere, trata sobre la Nakba y coincide ex profeso con el quincuagésimo aniversario de esa debacle histórica. Pero, por audaz que fuera realizarlo, esa obra no fue la que marcó el duro destino de Bakri. Tal influencia decisiva y cruel le correspondería, años más tarde, a Yenín, Yenín, su valiente documental de 2002.

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Yenín, Yenín retrata una masacre, una de las ofensivas militares más destructivas de Israel en Cisjordania durante la Segunda Intifada. La cinta, de 54 minutos de duración, estrenada ese mismo año, 2002, en Jerusalén, fue recibida con furia y denostada como un libelo de sangre. Las autoridades israelíes no tardaron en prohibir su proyección y difusión.

La caída en desgracia de Bakri fue rápida. No se le escatimaron las injurias, las calumnias ni las amenazas. Después de casi dos décadas de ser uno de los rostros palestinos populares del cine israelí, después de haber sido nominado el año anterior a los Premios Ophir (de los más prestigiosos de Israel) por su papel como un judío mizrají en Desperado Square (2001), dejó de ser percibido como un “palestino bueno” y tolerado como tal y pasó a ser acusado de traidor en la Knéset y de simpatizante del terrorismo en la prensa.

Tras una batalla legal de casi dos años, el Tribunal Supremo de Israel anuló la prohibición de proyectar y difundir Yenín, Yenín, pero desde entonces la película fue objeto de múltiples demandas por “difamación”. En 2017 la Justicia volvió a prohibir la emisión y difusión de Yenín, Yenín por “faltar a la verdad” y dictaminó que Bakri pagara una multa de 225.000 shekels (unos 58.500 euros). En 2021, un tribunal de Lod volvió a prohibirla, se ordenó la confiscación y destrucción de todas las copias existentes y Bakri fue condenado a pagar una multa de 175.000 shekels (unos 55.000 dólares).

DVD de "Yenín, Yenín" (2002), el documental prohibido
DVD de "Yenín, Yenín" (2002), el documental prohibido

Bakri se convirtió en blanco de invectivas, amenazas y discursos de odio. El precio de contradecir el relato oficial contando la historia de episodios como la denominada Batalla de Yenín fue no poder volver a actuar ante la audiencia israelí. Vetado en el cine y el teatro donde antes brillaba, perdió lo que era su principal medio de vida y tuvo que buscar trabajo en producciones internacionales. Haber dado voz a los sobrevivientes del campo de refugiados de Yenín tras la masacre perpetrada por el Ejército le cerró las puertas de la escena cultural de Israel.

Entre marzo y abril de 2002, el Ejército israelí lanzó la Operación Escudo Defensivo, una de sus mayores ofensivas sobre Cisjordania desde la Guerra de los Seis Días de 1967, parte importante de la cual se centró en el campo de refugiados de Yenín. A ese campo fue Bakri, a grabar con una sola cámara y sin recursos financieros, al escuchar rumores de que Israel había cometido allí una masacre, acusación que las autoridades rechazaban. No sabía lo que iba a encontrar. Descubrió que contar la verdad a través del cine se paga caro, y también descubrió la gran importancia que el cine -como el teatro, la poesía, el arte en general- puede tener como arma y herramienta de denuncia.

De alguna forma, la injusta suerte de Hanna K., que hasta hoy sigue siendo una de las pocas películas relativamente olvidadas de Costa-Gavras, anunció la de Mohamed Bakri, cuyo cine, incluso en nuestra era, donde todo está a un clic de distancia, permanece como un tesoro escondido, difícil de encontrar. Esperamos que la triste noticia de su muerte, que ensombrece esta Navidad, sea la oportunidad de descubrirlo para quienes aún no lo conocen.

El actor y cineasta palestino Mohamed Bakri en el Festival de Cine de Roma, noviembre de 2010.
El actor y cineasta palestino Mohamed Bakri en el Festival de Cine de Roma, noviembre de 2010.