“Más que nunca, todos y todas tenemos que respetar las medidas de freno” de los contagios, afirmó el primer ministro francés, Jean Castex, al término de una visita al hospital de Melun, una ciudad a una treintena de kilómetros al este de París.
En toda Francia siguen cerrados desde finales de octubre los bares, restaurantes, cines, teatros, salas de espectáculos, gimnasios u otros establecimientos de vida social.
Castex afirmó que “la situación es extremadamente preocupante, con una tercera ola que está golpeando fuerte” y que está llenando las unidades de cuidados intensivos de pacientes “cada vez más jóvenes”.
A su parecer, eso prueba que la variante británica, que ya es ampliamente mayoritaria en Francia, afecta a toda la población y “es indudablemente más grave”.
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A su entrada al hospital de Melun, el director general de la Agencia Regional de Sanidad (ARS) de la regióne Ile-de-France, Aurélien Rousseau, explicó al primer ministro que tienen ya más de 1.400 enfermos de covid en las ucis, lo que significa 300 más que en noviembre durante el pico de la segunda ola.
Para hacer frente al aumento de enfermos y aumentar el número de plazas en las ucis de las 1.500 actuales a 2.200 en quince días, la ARS de la región de París va a tener que desprogramar el ochenta por ciento de las operaciones que estaban previstas.
De acuerdo con las cifras dadas a conocer ayer, la tasa de incidencia en siete días en Ile-de-France era de 560 por cada 100.000 habitantes y de 312 en el conjunto de Francia.
El ministro de Sanidad, Olivier Véran, presenta esta tarde los ajustes que se van a realizar en el dispositivo de restricciones en vigor desde el pasado día 20, cuando empezó un nuevo confinamiento suavizado en 16 departamentos, incluidos todos los de la región de París, en los que vive algo más del treinta por ciento de la población francesa.
Otros tres departamentos se deben a sumar a esos 16, entre ellos el de Ródano que tiene por capital Lyon, la tercera ciudad de Francia.
Los habitantes de las zonas con mayor incidencia pueden salir de sus domicilios sin límite de tiempo, pero no pueden alejarse, si no es por motivos laborales, sanitarios o familiares imperiosos, a más de 10 kilómetros, o a más de 30 si es para hacer compras.


