Transformación Educativa

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Los propagandistas de la Unión Europea son dignos de Joseph Goebbels para disfrazar sus políticas totalitarias con retórica pseudodemocrática:

Su Ley de Servicios Digitales, por ejemplo, que establece de pleno derecho la censura previa, terminantemente prohibida por nuestra Constitución, no denomina “censura” a lo que hace, sino “ayuda para limitar contenidos nocivos y desinformación” (nada menos que algoritmos que determinan lo que pueden ver los usuarios de redes sociales y buscadores de Internet).

Así miente la Unión Europea en todo y a todos. Y sus agentes en nuestro país, que operan a través de ONGs y periodistas en medios de comunicación, están usando la misma técnica propagandística en la discusión sobre el diktat europeo de “Transformación Educativa” para nuestro país.

Los paraguayos que nos atrevemos a discutir el diktat europeo somos etiquetados por los agentes locales de la Unión Europea como “antiderechos”, y nuestros cuestionamientos son una “perversa campaña”.

Nos llaman “antiderechos” porque cuestionamos los ejes transversales del diktat, que esos agentes de la Unión Europea pretenden ocultar del escrutinio público. Y confunden nuestro derecho a discutirlos con “perversidad”, como si fuera nuestra obligación acatar con obediencia entusiasta el diktat europeo.

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Y pretenden que pidamos disculpas, como si fuéramos siervos y no ciudadanos, porque “el ministro Zárate perdió la paciencia”, como si un mero burócrata pudiera decidir las políticas públicas en nuestro Paraguay.

Los agentes de la totalitaria Unión Europea en nuestro país no se detienen ahí. Usan la misma retórica de sus patrones para descalificarnos: Nuestros cuestionamientos son una “campaña de desinformación montada por… gestores permanentes de teorías de conspiración”.

Descalifican la crítica no por lo que la crítica contiene, sino por quien la realiza: “fundamentalistas religiosos”, como si ser religioso fuera un delito y como si no hubiéramos muchos ateos formulando esas críticas.

Por supuesto, los agentes paraguayos del colonialismo europeo tienen todo el derecho, que nuestra Constitución les garantiza, al contrario de lo que ocurre en la Unión Europea, a usar el insulto y la descalificación como único argumento y yo, al menos yo, voy a defenderles su derecho a insultarnos.

Pero es fácil ver que dichos insultos no logran rebatir siquiera mínimamente las críticas al diktat de la Unión Europea sobre nuestra educación; un insulto no refuta un razonamiento, aunque a veces sirva para desviar el foco por algún tiempo.

La “Transformación Educativa” es un enlatado cuyo objetivo principal son los “ejes transversales” (página 103 del Plan) y las 102 páginas previas son un elaborado encubrimiento de esos ejes transversales que se instalaron sin participación alguna de la comunidad educativa paraguaya y, mucho menos, del pueblo paraguayo.

evp@abc.com.py