Curiosamente, ni Arnoldo Wiens, candidato de Fuerza Republicana (abdismo), ni Santiago Peña, de Honor Colorado (cartismo), provienen de la dirigencia tradicional. El primero es un pastor evangélico y el segundo es un liberal converso.
En el juego de echarse en cara quién tuvo en algún momento algún desliz progresista, Peña lleva las de perder, por su pasado liberal y, porque dada su juventud, hizo alguna vez declaraciones a favor de una mayor tolerancia a la diversidad.
Otra cuestión en la que parecen disputar es sobre la presencia de personas con malos antecedentes en sus listas de candidatos.
En eso, Peña lleva cierta “ventaja” por una extraña compulsión de personas imputadas a inscribirse en las listas de HC.
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El tema de la “transformación educativa”, tan necesaria en un país con graves problemas de formación de niños y jóvenes, desde la primaria a la universidad, causa roncha y, en realidad, genera más problemas al oficialismo que al cartismo.
El motivo es que el proyecto de transformación educativa es impulsado por el Ministerio de Educación en funciones, aunque las circunstancias hacen que deban pasarse más tiempo tratando de aclarar que nada de lo que se denuncia figura en el proyecto antes que avanzar sobre una cuestión clave para el futuro de nuestro país.
Los conservadores vernáculos, que son muchos, han encontrado en el rechazo a esta iniciativa, una especie de guerra santa contra un formidable y peligroso enemigo en forma de conspiración internacional que busca minar los cimientos de nuestro ser paraguayo y nuestro estilo tradicional de vida que ellos consideran inmutable por los siglos de los siglos.
No importa que el mundo esté cambiando con las nuevas tecnologías y que la diversidad y la tolerancia sean la regla. Ellos creen que debemos mantenernos incólumes e incontaminados del peligroso virus de “la izquierda” que, para peor, nos acecha desde cerca, con los gobiernos progresistas que se vienen instalando en la región.
Sobre este punto, Wiens está haciendo lo posible para “patear” el tema de la transformación educativa para adelante y no quedar pegado ni siquiera a una mínima intención de que algo se modifique.
En tanto, Peña, de manera oportunista, se coloca como salvador y custodio de la familia patriarcal, pese a que en un pasado no tan lejano, había manifestado, como lo hizo el mismo papa Francisco, la necesidad de una mayor apertura hacia posturas no tradicionales.
Las posiciones radicales que se manifiestan desde el Partido Colorado no se relacionan en realidad con algún enemigo real que aceche en las próxima elecciones.
Desde la Concertación opositora no existe lo que se podría considerar una campaña que proclame lo contrario de lo que ellos creen es la verdad absoluta.
Supongo que no les importa. Se sienten como Quijotes atropellando contra molinos de viento o, a falta de estos, columnas de la ANDE que se pongan en el camino.