El Presidente actual ya fue ministro de Hacienda en tiempos de Horacio Cartes (2013 – 2018) y su Vice presidente fue parlamentario colorado. Diputados cuenta con nuevas figuras y en Senadores se observan ya conocidos personajes del Poder Legislativo, ya de periodos anteriores. Gobernadores presentan gente conocida, donde solo Central e Itapua son de la oposición. Del Poder Judicial ni hablemos porque se eternizan en sus cargos y son intocables. Además, se designan de otra forma.
En esta ocasión vamos a referirnos al gregarismo. Es un fenómeno que se da cuando los individuos se asocian en grupos para lograr sus objetivos. Son gregarios aquellos que se agrupan en un partido político, en clubes sociales, en iglesia, en comisiones vecinales, en sindicatos, en cooperativas, gremios de la salud, la educación, el trabajo. Desde luego que el ser humano es social por naturaleza y no puede vivir aislado.
En ningún sitio como en la política para demostrar que le encanta socializar y brillar en grupos, donde tenga la seguridad que va a salvar la subsistencia y pueda crecer con su familia y otros allegados. Por otro lado, hay que organizarse solamente. Solo es muy difícil conseguir las cosas. Si somos muchos nos sentimos más fuertes y motivados. Por ese motivo hay que juntarse y pergeñar un gran equipo, con el fin de lograr las metas.
En el mundo animal también las especies se juntan para protegerse en manadas. Se defienden mutuamente, van a descansar juntos y buscan alimentos unidos, evitan peligros e intuyen que algo malo se acerca y huyen hacia sitios seguros. Hay especies que cuando logran cazar algo apetitoso o suculento, avisan a los otros para ir a degustarlos. Algo parecido sucede en el área política. Lo malo es que la ración más importante solo es para los más cercanos. Si te encuentras un poco lejos de la manada o el rebaño, capaz de que no te toque ningún miserable pedazo. Más bien, el ambiente se puede volver frio y hostil. Esto lo sabemos de sobra, quienes no hemos comulgado la ideología de los colorados y quienes nunca fuimos hurreros.
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Sin embargo, quienes aman el trapo rojo cantando y bailando la polca, saben que algo van a lograr tarde o temprano. Cuando sus candidatos conquisten un espacio de poder que sea relevante, digamos un diputado, senador, ministro, intendente o gobernador, la cosa se torna más fácil y esperanzadora. El anillo concéntrico se forma de cuates, amigos, ex compañeros de colegios, amiguitas especiales, compadre, tíos, primos y vecinos. Uno a uno van llegando a la fiesta y de esta manera se realiza la distribución de los cargos y puestos de confianza. Si eres del primer anillo te puede tocar hacienda, aduanas, puertos o un puesto en las binacionales. A medida que estás un poco lejos, solo una lagartija te podrás deglutir y eso con mucho esfuerzo.
Así funciona este tema. Poco importa tu honestidad o tu gran preparación académica. Tenés que vivir cebando mate o terere a los personajes. Servil y chupamedia. Trepador y obsecuente, con una lealtad hasta las últimas consecuencias. Con esta estrategia se hace una clientela política que con las prebendas puede asegurar décadas y décadas de electores seguros que no dudarán de ir a votar cada tanto y perpetuar a su partido en el gobierno. El gregarismo es para lograr esos beneficios.