Inseguridad: militares y policías

Cada tanto, las instituciones de formación policial sacan a las calles nuevas remesas de diversa especialidad. Se les provee, vía cooperación internacional en algunos casos, de implementos para garantizar la seguridad ciudadana. Sin embargo, ante la falta de resultados, buscan recurrir a opciones como el empleo de soldados de las FF.AA. que acuden a bancos y penitenciarías para cubrir estas falencias, sin tener siquiera garantías constitucionales para ello.

Cargando...

Puestos a comparar, el Ministerio de Defensa defendió un presupuesto de alrededor de 313 millones de dólares, frente a 469 millones del Ministerio del Interior. Con ese dato, las realidades son distintas, más aún por el hecho de que la naturaleza de instituciones como las FF.AA. y la Policía Nacional es diferente. Pero convengamos que, en situaciones de crisis, hay que actuar de manera inmediata. Tal como ocurrió hace dos décadas con una solución “provisoria eterna” en la que los militares salieron a las calles para ser guardias de bancos y penitenciarías.

De buenas a primeras parece una iniciativa efectiva para brindar la “sensación de seguridad”, pero harto comprometida y peligrosa para los militares, ya que constitucionalmente no cuentan con garantías que los habilite para actuar como policías. El eventual nuevo plan de instalar guardias militares en zonas urbanas debería contemplar esta cuestión para no ir contra la norma constitucional.

En tal caso, es una buena oportunidad para sincerarse y realizar la mentada reforma militar y replantear funciones, ya que la debilidad respecto a la seguridad interna no está en las FF.AA., sino en la incapacidad de la Policía Nacional que dice verse sobrepasada. La pregunta es ¿cómo con más gente y más presupuesto no han podido sobrellevarlo pidiendo ayuda a las instancias militares?

El problema de la inseguridad pareciera no radicar en la cantidad de efectivos, sino en la manera de emplearlos, ya que comparando la Policía tiene cada vez más gente y los militares han ido reduciendo paulatinamente su dotación desde 1989, así como la asignación de presupuesto.

Así las cosas, al parecer el problema real esté dentro de las formas de abordaje de la policía ante la inseguridad y no tanto en una cuestión numérica. En cualquier caso, la realidad es que vivimos en un país inseguro, en el que a veces –no siempre– la policía es cómplice de esa inseguridad, las noticias son prueba de ello.

*Marta Escurra posee un doctorado en Defensa, Desarrollo y Seguridad Estratégica.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...