El análisis documental y financiero realizado por la Contraloría General de la República (CGR) sobre las Declaraciones Juradas de Bienes y Rentas (DJBR) del presidente de Petróleos Paraguayos (Petropar), Eddie Jara, expone múltiples inconsistencias. Entre las seis observaciones formuladas, el ente de control destaca las autoasignaciones de viáticos sin respaldo migratorio, depósitos en efectivo por montos millonarios, transferencias desde cuentas de Petropar a su cuenta personal y un nivel de gastos que excede ampliamente sus ingresos declarados.
El ente de control detectó pagos de viáticos por más de G. 103 millones otorgados por Petropar a Jara para supuestos viajes oficiales al exterior que no cuentan con registros de salida ni de entrada al país. Los desembolsos corresponden a resoluciones firmadas entre 2016 y 2024, con destinos como Bolivia, Uruguay, Argentina, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.
Sin embargo, al contrastar esta información con los datos de la Dirección Nacional de Migraciones, la CGR constató que no existen registros migratorios que respalden esos viajes, lo que obliga al funcionario a aclarar si los montos fueron utilizados, reprogramados o devueltos al Estado. Llamativamente, uno de los viajes a Emiratos Árabes Unidos, aparentemente se realizó un mes antes de la firma del contrato con la firma catarí Doha Holding, ligada a Alejandro Domínguez Pérez, que hasta la fecha no ha entregado una sola gota de gasoil.
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Depósitos en efectivo y transferencias de Petropar
La CGR también detectó depósitos en efectivo por G. 1.001 millones en cuentas de Eddie Jara en los bancos Itaú y Basa, montos que no guardan relación con salarios, viáticos ni ingresos declarados ante la administración tributaria. “No se corresponden con el patrón de ingresos regulares declarados por el sujeto de control ni con los conceptos informados por la administración tributaria, motivo por el cual su origen patrimonial permanece, a la fecha, sin justificación documental suficiente”, señala el informe.
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Pero uno de los puntos más llamativos identificados por el organismo de control es la existencia de transferencias mensuales ordenadas por Petropar desde su cuenta en el Banco Itaú a favor de Eddie Jara, acreditadas en su cuenta del Banco Basa, por un monto total de G. 496 millones. Entre octubre de 2023 y septiembre de 2025, los depósitos de G. 20 millones en la cuenta del funcionario fueron recurrentes, además de una operación excepcional de G. 36,7 millones. Según la CGR, tales montos no corresponden a salario, viáticos ni a otros conceptos remunerativos habituales, lo que deja su origen sin justificación.

El informe también destaca la identificación de acreditaciones y débitos puntuales de alto valor en la cuenta de Eddie Jara en el Banco Itaú, que incluyen operaciones por G. 890 millones, G. 433 millones y G. 600 millones, realizadas en plazos breves y sin documentación que permita establecer su causa o destino patrimonial.
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Para la Contraloría, el conjunto de depósitos en efectivo, transferencias desde Petropar y movimientos bancarios inusuales configuran un patrón financiero incompatible con los ingresos formales conocidos del funcionario, por lo que exigió a Eddie Jara que presente aclaraciones y respaldos documentales en un plazo perentorio de diez días hábiles.
Club Centenario y gastos que superan largamente sus ingresos
El análisis financiero de las cuentas bancarias y consumos del presidente de Petropar refuerza las inconsistencias detectadas. De la revisión de los expedientes remitidos por los bancos Itaú, BNF, Basa y Banco Familiar, así como por Garden Automotores y el Club Social Centenario —para el período comprendido entre 2023 y 2025— se observa que Jara incurrió en erogaciones que, a la luz de los ingresos verificados en el mismo lapso, exceden de manera significativa su capacidad financiera documentada.
Entre 2023 y 2025, la Contraloría identificó erogaciones por más de G. 3.099 millones, frente a salarios verificados por G. 1.136 millones, lo que deja un déficit acumulado cercano a G. 1.963 millones, que “indicaría la existencia y acreditación de otras fuentes de financiamiento de origen desconocido o aún a determinar”, según la CGR.

Solo en 2024, los gastos superaron los ingresos en más de G. 1.039 millones, mientras que en 2025 el descalce ronda los G. 960 millones. A esto se suman transferencias desde su cuenta del Banco Basa a favor de terceros por más de G. 1.152 millones, sin que exista documentación que explique su naturaleza o destino económico.
Las millonarias “cuentas a cobrar” de Eddie Jara
Otro punto abordado en el informe se concentra en la DJBR presentada el 3 de septiembre de 2023, en la que Eddie Jara declaró G. 250 millones en efectivo y G. 3.500 millones en “cuentas a cobrar”, correspondientes a préstamos otorgados a terceros.
Si bien el funcionario presentó pagarés y notas explicativas sobre dos créditos relevantes —uno por G. 2.800 millones y otro por G. 700 millones—, la CGR concluyó que no existen respaldos financieros verificables que acrediten la disponibilidad previa de ese capital en el momento de otorgar los préstamos.
El contraste con sus propios formularios impositivos arroja una brecha contundente: entre 2018 y 2023, la utilidad acumulada declarada por Jara asciende a apenas G. 312 millones, cifra doce veces inferior al capital expuesto como efectivo y cuentas a cobrar. La diferencia patrimonial sin origen determinado alcanza G. 3.437 millones.
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Inmueble con valores cambiantes
Otra observación apunta inconsistencias en el valor de un inmueble ubicado en el distrito de La Catedral (Asunción), declarado por Jara en sucesivas DJBR. Según la Contraloría, el bien fue consignado con valores distintos en al menos tres declaraciones, sin que exista documentación registral que permita determinar con precisión el monto real de adquisición.
A esto se suma una irregularidad adicional: el domicilio particular declarado por el funcionario no coincide con el inmueble que figura como activo patrimonial. La dirección utilizada ante bancos, cooperativas y otros registros corresponde a un dúplex que no figura inscripto a su nombre, ni como alquiler ni bajo ninguna otra relación jurídica declarada, lo que impide establecer si Jara es propietario, locatario o beneficiario de otro tipo de acuerdo no informado.
