Un año de fenómenos climáticos extremos en todo el país y sequía en el Chaco

Temperaturas que superaron récords históricos, ocasionales tormentas intensas con derivaciones fatales y una dramática sequía en el Chaco marcaron el año 2023.

El 2023 fue un año marcado por fenómenos climáticos extremos, que azotaron al país.
El 2023 fue un año marcado por fenómenos climáticos extremos, que azotaron al país.

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El año 2023 se vio marcado, particularmente en el último trimestre, por agobiantes olas de calor que rompieron récords meteorológicos históricos con sensaciones térmicas muy altas –y el correspondiente incremento en consumo de energía eléctrica, que también superó marcas históricas– y todos los problemas que eso conlleva.

Particularmente los meses de noviembre y diciembre registraron potentes olas de calor, con temperaturas que durante el fin de semana del 16 y 17 de diciembre alcanzaron récords históricos en varias localidades del país.

Curiosamente, el calor extremo no solo se registró en épocas tradicionalmente calurosas en Paraguay como el último trimestre del año, sino también en invierno.

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El 17 de septiembre, aún a unos días del inicio oficial de la primavera, siete ciudades de Paraguay (Puerto Casado, Pedro Juan Caballero, Pozo Colorado, General Bruguez, San Pedro, Villarrica y Coronel Oviedo) rompieron sus récords históricos para esa fecha, con temperaturas máximas entre 36 y 41 grados.

En contraste, las temperaturas más frías del año se registraron en junio, con mediciones de hasta 5,5 grados bajo cero en algunas zonas del Chaco.

Sin embargo, no se superaron mínimas históricas durante el año.

Fuertes lluvias e inundaciones con saldo fatal

El clima extremo también se hizo sentir en ocasionales temporales de inusitada intensidad como el tornado que afectó al departamento de Cordillera en octubre, con vientos estimados de hasta 180 kilómetros por hora; o las lluvias de inusual intensidad que afectaron a Asunción y a gran parte del Área Metropolitana el 2 de noviembre.

Esas precipitaciones y las inundaciones que causaron tuvieron un saldo fatal: dos militares cuyo vehículo fue arrastrado al cauce del arroyo Lambaré. El cuerpo de uno de los uniformados fue hallado al día siguiente, mientras que el otro sigue desaparecido casi dos meses después.

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Ya en sus compases finales, el año se despidió con una última gran seguidilla de lluvias durante el fin de semana largo de Navidad, que de nuevo causó inundaciones y dejó en evidencia, una vez más, la insuficiente preparación de la infraestructura pluvial de las principales ciudades del país.

Sed en el Chaco

Las altas temperaturas y la prolongada sequía que afectó a la región tuvieron efectos especialmente dramáticos en el Chaco, donde numerosas comunidades indígenas continúan atenazadas por problemas de provisión de agua, particularmente luego del estrepitoso fracaso del acueducto que debía alimentar a comunidades del interior chaqueño canalizando hasta allí agua del río Paraguay desde Puerto Casado.

La situación de emergencia obligó al Gobierno a organizar numerosos envíos de convoyes con agua potable y para aseo en camiones cisterna y otros rodados adaptados para el transporte de agua, un esfuerzo conjunto de instituciones como la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap), la Secretaría de Emergencia Nacional o las Fuerzas Armadas.

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Sin embargo, estos envíos no han pasado de ser una medida paliativa, que además ha enfrentado numerosos problemas logísticos por la dificultad de llegar hasta las comunidades aisladas por los caminos en muy mal estado de la Región Occidental.

Lluvias más recientes han traído cierto alivio a esa zona del país, mientras Paraguay y el resto de la región se preparan para sentir con mayor fuerza la influencia del fenómeno climático El Niño.

Sin embargo, el Gobierno aún adeuda a sus ciudadanos del interior chaqueño una solución permanente que garantice su acceso ininterrumpido a agua potable.

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