La licenciada en sicología Silvia Meza, miembro del equipo de salud mental del Conacyt, rescató de la difícil situación de la pandemia el hecho de que por fin se tomó conciencia de la importancia de atender la salud mental. Informó que las consultas a los profesionales se han triplicado en el último año, lo que muestra que es un buen momento para comenzar a “sicoeducarnos”, sin estigmatizar a la salud mental.
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“Se aspira a que la consulta sicológica se dé de manera natural, pero en este caso se da por derivaciones. Los síntomas empiezan siendo físicos y después llegan a la consulta sicológica o siquiátrica. Es ahí donde comienza la sicoterapia adecuada al tipo de dificultad que presenta el paciente”, describió la profesional para graficar cómo llegan las personas a un consultorio de salud mental.
Salud de niños depende de la familia
Cuando se habla de atender la salud emocional de los niños, necesariamente se debe involucrar a la familia, por lo que la terapia se hace integralmente. “Queremos que tomen conciencia de que la ayuda profesional existe y brinda herramientas para poder sobrellevar situaciones que quizás sin ayuda no hubiera podido ser”, manifestó la sicóloga en contacto con ABC Color.
La licenciada Silvia Meza enfatizó sobre la importancia de cuidar la salud mental de nuestros niños, principalmente ahora que tomaron con tanta alegría el regreso a clases, luego de un año y cuatro meses de encierro.
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Los chicos son los más vulnerables
Expresó que luego de tantos meses de aislamiento por el virus, los menores fueron la población más vulnerable, que tuvo que quedarse a aprender desde sus casas en medio de sus propios contextos familiares.
Aclaró que los más pequeños dimensionan de otra manera que los adultos todo lo vivido, por lo tanto fueron los más afectados por este confinamiento. “Tuvieron que dejar su contexto escolar, acomodarse, reaprender ciertas cosas. Esta vuelta generará muchos desafíos para el sistema educativo, que tendrá que reacomodarse para brindar a esos niños que no tuvieron posibilidad de conexión y aprendizaje continuo, una enseñanza de calidad”, explicó.
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Muchos aún no conocen el aula
Advirtió que tendrá que haber un proceso de adaptación, pues muchos niños comenzaron su educación en este tiempo sin conocer aún lo que es estar en un aula real, cara a cara con el maestro y los compañeros.
Se refirió a las expectativas que tienen los chicos para poder volcarlas en el aulas y comentó que incluso en la corporalidad de los niños en las fotos se nota el miedo que tienen al contagio.
En cuanto a los niños de la primera infancia, de 2 a 4 años de edad, se refirió a ciertos tipos de reacciones de regresión, como querer volver a tomar biberones. Explicó que esos son factores de desarrollo de los niños que se vieron afectados, generados por el temor al virus que estuvo muy presente; es por eso que a través de su conducta pueden manifestar ese miedo. “La manera de manifestar esta incomodidad es volver a ciertas conductas de cuando eran más pequeños”, agregó.
Cómo actuar ante “berrinches”
En cuanto a otras alteraciones de conducta que pueden presentar los menores figuran los berrinches. Se pudieron haber tornado un poco irritantes, o perder el interés en juegos que antes les interesaban. “Se ponen tristes y dejan de disfrutar lo que estaban haciendo”, explicó la psicóloga.
Con relación a cómo debemos actuar los padres cuando vemos ese tipo de reacciones en nuestros hijos, la respuesta es que debemos ponernos a su nivel, y dirigir nuestra atención a ellos. “Están pidiendo a gritos atención, obviamente tienen que tener altas dosis de amor, no se trata de decir que ‘son muy mimados’. Podemos prestar atención a sus necesidades que son más bien afectivas”, resaltó.
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Firmeza sí, dureza no
Cuando hablamos de crianza positiva, la licenciada pidió no confundir la firmeza con la dureza. “Una palabra firme y a tiempo puede hacer que un niño preste atención a lo que le estamos diciendo, y no un grito o golpe. La firmeza es más positiva que la dureza; nosotros estamos educando a los niños, ellos nos están mirando cómo reaccionamos ante ciertas situaciones”, puntualizó la doctora.
En cuanto a los niños que sufrieron pérdidas de familiares a causa de la pandemia, la profesional señaló que la niñez necesita más que nunca ser protegida a nivel familiar y social, pues nos encontramos en una situación delicada de salud mental y se debe fomentar el autoestima de los más pequeños. “Generar un ambiente de comunicación y no violencia, en que vayan tomando conciencia de que las emociones son importantes”, puntualizó.
El dolor del niño, un gran desafío para el docente
Resaltó que muchos de los niños que quedaron huérfanos volverán ahora a las escuelas, lo que representa un gran desafío para los docentes, que tendrán que manejar el escenario escolar para que esos menores afectados con tanto dolor vuelvan a desarrollar el contacto social con sus pares. “Es un reacomodamiento del contexto educativo que es muy importante acompañar con paciencia. Esto es como el virus, vamos aprendiendo cada día más, acerca de cómo puedo validar lo que el niño siente dentro del aula, de manera que vuelva a adaptarse a la dinámica escolar”, detalló la licenciada.
Recomendó hacer el entrenamiento de validar las emociones. “Nosotros, los adultos, primero estar bien para nuestros niños. La familia completa debe tomar conciencia del cuidado de la salud mental y los factores protectores”, destacó.
