La crisis en el sistema de turnos del Instituto de Previsión Social (IPS) alcanza niveles críticos. Entre el silencio del call center, aplicaciones como MI IPS que no funcionan y ventanillas con escasos turnos, los aportantes denuncian un abandono estatal que pone en riesgo sus vidas.
“Pagar para no ser atendido”, es la premisa que hoy une a miles de trabajadores y jubilados del IPS. Pese a que la salud del asegurado debería ser un derecho garantizado por el aporte mensual obligatorio, queda en segundo plano frente a la burocracia y la ineficiencia tecnológica.
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Raquel Salinas, una jubilada cuya visión se deteriora cada día más, contó que padece problemas oftalmológicos severos y lleva seis días intentando comunicarse con el sistema de call center, sin éxito alguno.
Ante la falta de respuesta telefónica y la urgencia de su cuadro, acudió personalmente al servicio principal del IPS, solo para chocar contra la realidad de un sistema saturado. “Amanecí ayer en el Hospital Central para ver si podía conseguir turno, pero no me atendieron porque ya no había números cuando me tocó el turno a mí”, lamentó. En la Urgencia, la respuesta fue la misma: debe esperar a un especialista, un turno que hoy parece imposible de alcanzar.
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La brecha digital: un castigo para los adultos mayores
Para los pacientes crónicos, el panorama es aún más desolador. Una asegurada de avanzada edad, afectada por psoriasis, relató la odisea que vive desde hace más de un mes para ver a un dermatólogo.
“Soy una persona mayor que apenas ya camina y no manejo nada de Internet. Lo único que puedo hacer es llamar por teléfono, pero nadie atiende. Tampoco puedo ir todos los días al IPS a buscar turno, apenas ya camino”, denunció con indignación.
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A la imposibilidad de agendar, se suma el desabastecimiento crónico de medicamentos. La paciente cuestionó el uso de los fondos del seguro social: “Muchos te dicen que tu remedio para la presión es barato, pero ¿de qué sirve lo que se paga al IPS si no podés consultar ni retirar medicamentos?”.
El fracaso de las plataformas digitales
La modernización que debería agilizar la asistencia a través de aplicaciones móviles y sitios web tampoco es la solución. Lorena Ramírez, quien busca desesperadamente un turno cardiológico para su padre desde hace tres semanas, asegura que no logra un turno por ninguna de las vías de agendamiento del IPS.

“Todos los días busco agendar por call center, por la aplicación, pero es imposible. Uno debe perder un día de trabajo si acude personalmente y la mayoría de las veces tampoco logra nada por ventanilla”, explicó Ramírez, evidenciando que ni la presencialidad ni la tecnología garantizan el acceso a la salud.
