El cardenal Adalberto Martínez presidió esta mañana la Misa de Navidad en la Catedral Metropolitana de Asunción, en compañía de otros religiosos y con la presencia del nuncio apostólico Vincenzo Turturro.
En la homilía, el cardenal recordó a históricas figuras religiosas paraguayas, indicando que son el ejemplo de que hay que acompañar al prójimo, al campesino, al indígena o al enfermo; no resignarse ante un “mundo quebrado, roto”.
“La Navidad proclama que Dios no se resigna a un mundo quebrado, resquebrajado por el pecado, la violencia, la injusticia y el egoísmo, sino que vuelve para rescatarlo y sanarlo desde dentro”, expresó.
Los fieles coparon la celebración eucarística llenando las bancas de la Catedral capitalina.
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El ejemplo de San Roque
El cardenal Martínez recordó el trabajo de San Roque González de Santacruz, aquel mártir jesuita que se convirtió en el primer santo paraguayo.
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Explicó que la misma luz que iluminó a Jesús, cuyo nacimiento se celebra en estas fechas, es la que encendió la vida del santo paraguayo.

“Fue un misionero jesuita, llevó la luz del Evangelio a los pueblos guaraníes con respeto, cercanía y entrega total. No impuso la fe: la testimonió con su vida. En medio de incomprensiones, amenazas y finalmente del martirio, no apagó la luz recibida, sino que la ofreció hasta el final”, declaró ante la atenta mirada de los feligreses.
Monseñor Bogarín
El siguiente recuerdo del cardenal fue el de la figura de monseñor Juan Sinforiano Bogarín. Para ello, recordó un sermón de Jesús a sus discípulos, quien dijo “ustedes son la luz del mundo”.
“En nuestra historia paraguaya, esta palabra de Jesús se hizo carne de modo ejemplar en Juan Sinforiano Bogarín. Fue pastor en tiempos de derrumbes y oscuridades profundas: guerras devastadoras, revoluciones internas, pobreza extrema y, más tarde, la tragedia de la Guerra del Chaco”, aseguró.

Según afirmó Martínez, monseñor Bogarín llamaba al pueblo a reconstruirse desde dentro, convencido de que era necesario reconstruir primero el corazón del hombre, para que luego pudiera reconstruirse la nación.
“Caminó muchos caminos, escuchó al trabajador y al campesino, abrió surcos en una tierra resquebrajada para sembrar esperanza”, agregó.
Chiquitunga
A modo de cierre, Martínez recordó a la beata María Felicia de Jesús Sacramentado, conocida como Chiquitunga.
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“Desde la enfermedad y el sufrimiento, supo decir que todo es gracia. Descubrió que Dios nace en la pequeñez y que la luz de Cristo no elimina el dolor, pero lo llena de sentido”, reafirmó.

El cardenal también informó sobre el mensaje del papa León XIV, quien en Nochebuena recordó que mientras “una economía distorsionada trata a las personas como mercancía, Dios se hace hombre para revelar la dignidad infinita de cada persona”.
