Al referirse al gran significado del nacimiento del Niño Dios, el obispo indicó que el pesebre sirve para llevar la comida cerca de la boca y consumirla más rápido; puede así simbolizar un aspecto de la humanidad: la voracidad en el consumir. Mientras los animales en el establo consumen la comida, los hombres en el mundo, “hambrientos de poder y de dinero”, devoran de igual forma a sus vecinos y hermanos.

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“Todavía hoy la dignidad y la libertad de las personas se pisotean, y las principales víctimas de la voracidad humana siempre son los frágiles, los débiles. Fijémonos en nuestro país: hospitales sin remedios, falta de personal bien pagado, falta de rubros para instituciones claves de la salud como el Ineram o el Instituto Nacional del Cáncer”, indicó.
Resaltó que la gran mayoría de nuestros compatriotas en varias ocasiones no reciben un trato digno en el Hospital Central del IPS; se debe trasnochar y formar largas e interminables en busca de conseguir número para consultar con los profesionales de blanco. “Se necesitan más médicos especialistas”, refirió el religioso.
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Seguidamente, apuntó que hay una humanidad insaciable de dinero y placer; “nuestras autoridades de los tres poderes del Estado hoy en día se hacen del ñembotavy y lucran con el dinero del pueblo, a sabiendas de que dicha autoridad les fue concedida por el mismo pueblo. Esto verdaderamente no es justo”, replicó el obispo.
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Relató que Jesús nace en el pesebre y allí recuerda que no tuvo a nadie alrededor, sino a aquellos que lo querían: María y José y los pastores. Todos eran pobres, unidos por el afecto y el asombro, no por las riquezas y grandes posibilidades. El humilde establo, por tanto, saca a relucir las verdaderas riquezas de la vida: no el dinero ni el poder, sino las relaciones y las personas.
Explicó que el Niño Dios que nació en el pesebre busca una fe concreta, no se conforma con apariencias; “nos pide que actuemos con hechos de adoración y caridad, no de palabrerías, figuretismo y exterioridad”, resaltó el religioso en la noche del jueves en la Catedral de esta capital departamental, ante una buena cantidad de fieles católicos.
