Costa Rica encabezó ranking del salario mínimo en la región

Salario minimo
Paraguay entre los países estables de la región en relación al salario mínimo. Costa Rica encabeza el ranking.olando_o

En el 2025, Costa Rica lideró en la región el pago de salario mínimo con US$ 726 mensuales, seguido por Uruguay, US$ 538, y Chile, US$ 510; Perú, Brasil, Argentina y Venezuela se ubican entre los más bajos, mientras que Paraguay fijó para el sector privado G. 2.899.048 mensuales (US$ 432). En 11 de los 17 países analizados por la OIT aumentó el valor del salario durante este año.

Los indicadores laborales de la región, según el Panorama Laboral 2025 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), mostraron una estabilidad relativa durante el 2025, con una tasa de participación del 63,3%, la tasa de ocupación aumentó levemente hasta el 59,6%, la de desocupación descendió, situándose en un 5,8%, el nivel más bajo de los últimos años.

Sin embargo, según el informe, las áreas urbanas consolidaron su recuperación, mientras que las zonas rurales permanecen rezagadas, ampliando las brechas territoriales. La tasa de participación urbana superó cuatro puntos porcentuales a la rural y la brecha en ocupación se amplió de 1 a 3 puntos porcentuales entre 2012 y 2025.

En el primer semestre de 2025, la tasa de participación laboral de los adultos fue del 67% frente al 48% de los jóvenes. La desocupación juvenil sigue siendo crítica, alcanzando el 12,5%, tres veces la tasa de los adultos; combinando altos niveles de informalidad, 56% entre las personas jóvenes, mientras que entre los adultos el 42,8%. Por otra parte, según el documento de la OIT, se observa una caída sostenida del grupo de jóvenes que no estudian ni trabajan remuneradamente.

Paraguay entre los estables de la región

En julio de este año entró en vigencia en el país el nuevo salario para los trabajadores del sector privado fijado en G. 2.899.048 mensuales (US$ 432 al tipo de cambio) tras un reajuste del 3,6%, en línea con la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), ubicándose entre los países de rango medio promedio en la región, junto con Ecuador, Guatemala, México, Bolivia, Panamá y Honduras.

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En conversación con ABC Negocios, la ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS), Mónica Recalde De Giacomi, destacó que la política salarial del país busca “preservar el poder adquisitivo del ingreso laboral sin generar distorsiones que pongan en riesgo el empleo formal”, subrayando que el mecanismo vigente evita ajustes discrecionales y contribuye a la estabilidad macroeconómica.

Al cierre del año, el comportamiento de los salarios mínimos en América Latina confirma un escenario heterogéneo, atravesado por realidades económicas dispares.

De acuerdo con informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la mayoría de los países de la región logró incrementos reales del salario mínimo o, al menos, mantener su poder adquisitivo, mientras que un grupo reducido cerró el período con pérdidas reales significativas.

En ese contexto, Paraguay se posiciona entre los países con mayor estabilidad del salario mínimo real, sin caídas abruptas y con una evolución alineada estrictamente a la inflación.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que aproximadamente el 15,5% de los trabajadores asalariados percibe el salario mínimo legal vigente. Este segmento constituye el universo directamente beneficiado por los reajustes anuales, aunque el salario mínimo también funciona como referencia para otros niveles salariales del mercado laboral, incluidos los trabajadores informales. Sin embargo, el relevamiento oficial muestra que aún persiste una proporción significativa de asalariados con ingresos por debajo del mínimo legal, lo que expone desafíos estructurales vinculados a la informalidad, el subregistro y la segmentación del empleo.

“El salario mínimo por sí solo no resuelve los problemas del mercado laboral; debe articularse con fiscalización, formalización, simplificación de trámites y políticas activas de empleo”, explicó la ministra. En ese sentido, el fortalecimiento de los controles laborales y la modernización de registros han sido ejes centrales de la gestión.

En la comparación regional, las diferencias entre Paraguay y sus países vecinos responden a varios factores. En primer lugar, el mecanismo de ajuste anual basado en la inflación acumulada reduce la volatilidad salarial y brinda previsibilidad tanto a trabajadores como a empleadores.

En segundo lugar, el contexto macroeconómico del país, caracterizado por inflación moderada y crecimiento sostenido, limita la necesidad de ajustes compensatorios abruptos que sí se observan en economías más inestables. Para el MTESS, analizar el salario mínimo de manera integral implica considerar su relación con la productividad, la formalización y el nivel de empleo.

IPS registra 800.000 cotizantes activos

En términos de impacto económico, el efecto del salario mínimo sobre el consumo interno es moderado, dado que su cobertura efectiva se concentra en una fracción del empleo asalariado. No obstante, su incidencia se amplifica cuando se analiza junto con la evolución reciente del mercado laboral.

Durante 2025, Paraguay registró un crecimiento del empleo formal, acompañado de una reducción sostenida de la informalidad. Actualmente, el país supera los 800.000 cotizantes al Instituto de Previsión Social (IPS) y exhibe la menor tasa de desocupación en un tercer trimestre de los últimos ocho años.

La ministra subrayó que estos resultados no pueden atribuirse exclusivamente al salario mínimo, sino a una estrategia que combina un ingreso mínimo previsible con políticas de empleo, fiscalización reforzada y programas sociales.

Desde una perspectiva social, el salario mínimo vigente equivale aproximadamente a tres veces la línea de pobreza total en el área urbana y cerca de cuatro veces en el área rural, lo que evidencia su función como instrumento central de protección del ingreso laboral. Este nivel permite reducir el riesgo de pobreza entre las personas ocupadas, aunque resulta insuficiente, por sí solo, para garantizar el bienestar integral de los hogares, especialmente aquellos que dependen de un único perceptor de ingresos. Por ello, las políticas sociales complementarias adquieren una relevancia estratégica para fortalecer la capacidad de consumo y las condiciones de vida.

Recalde indicó que la estabilidad macroeconómica del país incide de manera decisiva en la menor volatilidad del salario mínimo frente a otros países de la región. La combinación de inflación controlada y un esquema de ajuste basado en precios facilitan la planificación empresarial y reducen riesgos sobre el empleo formal.

Al mismo tiempo, desde el MTESS se reconoce el desafío de seguir evaluando si el IPC refleja adecuadamente el costo de vida de los hogares de menores ingresos, en un contexto en el que el Banco Central del Paraguay avanza en la actualización de la canasta de precios.

Los sectores donde el desfase entre salarios y costo de vida se percibe con mayor intensidad son aquellos con alta informalidad y menor productividad, como el comercio minorista, los servicios personales, la gastronomía y la construcción.

Qué se viene en el 2026

De cara a 2026, el margen para un nuevo reajuste del salario mínimo estará determinado, conforme a la normativa vigente, por la inflación interanual del período de referencia.

Paralelamente, se mantienen debates técnicos sobre la eventual incorporación de variables adicionales —como productividad o canastas alternativas— en los mecanismos de ajuste. “Cualquier cambio debe evaluarse con cautela, considerando que el salario mínimo equivale aproximadamente al 90% del salario promedio del sector privado, lo que tiene un impacto directo sobre toda la estructura salarial”, concluyó Recalde.