La fiscalía selectiva merece castigo. La justicia torcida merece castigo. Nuestra Plaza de Armas loteada para la clientela de la Seccional 14 merece castigo. Los baches, la suciedad, la inseguridad merecen castigo. Candidaturas como las del hijo de González Daher merece castigo.
El sentimiento es general, la convicción es profunda, el hartazgo es notorio, hay un grito que recorre nuestro Paraguay: #ANRnuncaMAS!
De modo que si el 10 de octubre a la noche nuestra República no logra materializar en cambios políticos la repulsa que genera y merece la Asociación Nacional Republicana (ANR, partido Colorado) habrá responsables, habrá mariscales de la derrota del pueblo.
Serán los que teniendo la luz, la escondieron abajo para que no alumbre a todos los que la necesitan para ver; los que desvanecieron la sal de la tierra para que no sirva más para nada sino para ser echada fuera y hollada por Cartes.
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Serán los que prefirieron no tener diferencias con el que impone afiliaciones coloradas para trabajar o estudiar; los que no quisieron atacar al que instiga al tráfico de influencias; los que rehuyeron la pelea con el responsable de la sangre derramada el 31 de marzo de 2017; los que nada tienen que objetar al que compra impunidad para los contrabandistas de cigarrillos.
Mariscales de la derrota como Philipe Petain fue el mariscal que condujo a Francia a la sumisión y a la humillación peores de su historia, mariscales de la derrota como el francés, traidor servil al enemigo.
Blas Llano, Norman Harrison, Edgar Ortiz, Hugo Capurro, Zulma Gómez, Fernando Silva Facetti, la lista es más larga, serán los mariscales de la derrota del pueblo por jugar a favor del enemigo del pueblo.
Están haciendo todo lo que está en su poder para impedir que las canalladas del cartismo sean discutidas en campaña; trabajan denodadamente para que no se hable de Cartes, aún cuando Cartes es el jefe indiscutido de la campaña colorada y del partido Colorado; se esfuerzan para sacar de foco las elecciones y para distraernos con cualquier espejito ridículo.
Disfrazan su traición al pueblo como tibieza de corazón, aparentando no ser fríos ni calientes, aunque ante tanto bandidaje también los tibios merecen ser castigados. Pero la tibieza es sólo la mascarada de estos traidores para disimular su militante colaboración con el enemigo del pueblo.
Espero que el 10 de octubre la ANR reciba a lo largo y ancho de nuestro país la repulsa que merece, y espero que si esa repulsa no se convierte en cambios políticos, no olvidemos fácilmente a los mariscales de la derrota del pueblo.