Es un trabajo digno de realizarlo con la paciencia de un monje benedictino. Pero el sabor que se logra es exquisito. Aproveche el apepu en todo su esplendor para elaborar esta delicatessen.
Es quizás el dulce más rico de todos, el que todos se pelean por comer hasta el último bocado. Cuando comienza la temporada de frutillas es la época ideal para prepararlo, con la fruta fresca y bien dulce.