El dilema de votar sin convencimiento

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En lo que queda de campaña proselitista antes de las elecciones del 30 de abril, para el Partido Colorado y la oposición el desafío común es convencer a quienes dentro de las propias filas tienen muchas dudas en acompañar a los respectivos candidatos presidenciales propuestos.

En el Partido Colorado, el candidato Santiago Peña se muestra fiel a su promesa de que, luego de las elecciones, se abrazaría “hasta con los cocoteros”, frase que motivó la burla del expresidente Nicanor Duarte Frutos y otros referentes partidarios.

No obstante, Peña actúa en consecuencia y se abraza y saca fotos en estos días con quienes dijeron de todo contra él en la campaña interna. Lo hace en pos del triunfo electoral.

Pero el llamado a votar “con los ojos cerrados” a la dupla colorada, que hizo no muy convincentemente Mario Abdo Benítez, no persuade a todos los afiliados y simpatizantes que ven en el equipo de Horacio Cartes un peligro que a mediano y largo plazo puede terminar destruyendo al Partido Colorado.

Los abrazos que recibe Peña de quienes hasta hace poco lo calificaban de títere y de no ser realmente colorado, no son gratuitos. En caso de un triunfo electoral, se lo cobrarán en forma de cargos públicos, negocios con el Estado y cosas de ese estilo.

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El problema para Peña es que la voracidad de la dirigencia colorada, con la que no está acostumbrado a lidiar, lo puede terminar superando y dificultando la gobernabilidad de su eventual administración.

Pese a todo, el candidato cartista apuesta fuertemente a la fidelidad y el fanatismo de los colorados así como también a un electorado ultraconservador, al que se dirige apelando a prejuicios y discursos xenofóbicos y anti-derechos.

Esa estrategia, en caso de ser efectiva en cuanto a la consecución de votos, posteriormente le puede salir cara, por las exigencias que ese sector planteará y la manera como apuntará a insertarse en espacios de poder.

En el arco de la oposición, se da una situación parecida con la chapa Efraín Alegre- Soledad Núñez, ya que el electorado progresista, que podría ser clave para asegurar el triunfo electoral en abril, siente que no los representa.

A esto se debe en parte, la aparición de la dupla de Euclides Acevedo-Jorge Querey, que busca presentarse como una opción, tanto para opositores que apuntan al cambio fuera de los partidos tradicionales, como para los mismos simpatizantes colorados conscientes del riesgo que representa Cartes para su partido.

Sin embargo, esta iniciativa choca con la realidad de la falta de estructura a nivel nacional que pueda cuidar los votos el día de las elecciones.

Las ofertas de acuerdo de espacios de poder del sector efrainista no termina de convencerlos. Además, a esta altura de los acontecimientos, aunque se anuncie un pacto político en forma de un pedido de “voto útil” no es para nada seguro que tenga el efecto deseado sobre quienes, en cualquier circunstancia, no votarían al presidente del PLRA.

En el caso que, a pesar de todo, Alegre logre ganar, tendrá también, como Peña, un escenario adverso para gobernar, con un Parlamento fragmentado, un Poder Judicial en crisis y con expectativas ciudadanas muy altas en materia de educación, salud y seguridad.

mcaceres@abc.com.py