Desinformación y libertades

Un desafío recurrente en el ejercicio periodístico es hacer frente a la desinformación. La audiencia tiende más a creer y tomar como verdades informaciones falsas o de dudosa legitimidad. Esto perjudica a la industria periodística e influye en la toma de decisiones de la ciudadanía. La pregunta es ¿cómo combatir la desinformación sin coartar la libertad de expresión?

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La investigadora Maricarmen Sequera, autora de una investigación financiada por la National Endowment for Democracy (NED), se centra en los desafíos que la desinformación presenta en el contexto electoral del Paraguay.

Del material se rescatan tres puntos principales: La desinformación en contexto electoral como caldo de cultivo para actores malintencionados. La tensión compleja entre la integridad del proceso electoral y la libertad de expresión. Y la conveniencia o no de una regulación que pueda amenazar a la libertad de expresión. Sequera hace hincapié en que “la desinformación en el contexto de las elecciones se ha convertido en un desafío crucial en la era digital.

A medida que la información fluye rápidamente en plataformas en línea y redes sociales, los actores malintencionados encuentran un terreno fértil para manipular y distorsionar la realidad influyendo en la opinión pública. Abordar este problema “plantea una tensión compleja entre la necesidad de proteger la integridad del proceso electoral y preservar la libertad de expresión”. ¿Cómo hacemos ya que no hay fórmulas mágicas?

Si seguimos la línea trazada por la investigación, poner el foco en la detección de factores que permiten que ello ocurra es el primer paso: “neutralidad en la red, sesgos de confirmación, violencia digital de género, cámaras de eco, deficiencia en la regulación de protección de datos personales, propiedad intelectual, ciberseguridad, bots y moderación de contenidos”.

Este enfoque multidimensional parece ser el camino. Pero se requiere de la “participación activa” de todos los sectores: Gobierno, sociedad civil, empresas de tecnología y medios de comunicación de cara a desarrollar estrategias eficaces de educación digital, alfabetización mediática y la responsabilidad de las plataformas en línea.

Este abordaje aplicarse tanto al contexto electoral como a cualquier otro. Solo así podrá fortalecerse a nuestro raleado proceso democrático en el venimos transitando hace más de 30 años y en el que la libertad de expresión y de prensa han estado en más de una ocasión bajo amenazas, especialmente en contextos político-electorales.

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