Si hay dos puntos literarios de relevancia que comparten la mayoría de los cuentos de la escritora paraguaya Lita Pérez Cáceres y la escritora hispanoparaguaya Josefina Plá es que tienen como protagonistas a mujeres paraguayas y que casi todas, o todas, acaban mal. Se podría añadir un tercer punto de convergencia en relación con el hecho de que ambas escritoras desean denunciar la situación de las mujeres paraguayas en ciertos contextos históricos o en ciertas circunstancias sociales, y en particular las de aquellas mujeres del interior o de las zonas rurales que están en situación de vulnerabilidad económica, social o cultural.
Fue en sus cuentos especialmente donde Josefina Plá quiso exponer la indefensión de la mujer paraguaya presentando una tipología de mujeres que padecen un destino trágico por culpa de los hombres. En los cuentos de Lita Pérez Cáceres y de Josefina Plá los varones desempeñan un rol secundario y satelital, aunque no exento de importancia, pues, al fin y al cabo, son los principales artífices del destino trágico de las protagonistas.
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Ya lo confesó en su momento la propia Josefina Plá al decir que los temas femeninos se hacen presentes en su obra a partir de 1950 y continúan hasta 1960. Entre las mujeres que aparecen en sus cuentos, por ejemplo, podemos destacar a Úrsula, fiel compañera indígena del español don Blas de Lemos en tiempos de Domingo Martínez de Irala, Cabeza de Vaca y Juan de Garay; Miguela, niñera iletrada y guaraniparlante del interior que queda embarazada en varias ocasiones por varones invisibles y sin nombre; Manuela, campesina trabajadora cuyo destino es entregar, como suele suceder en el Paraguay actual, una de sus hijas a una de sus hermanas mejor avenidas económicamente antes de morir a consecuencia de un aborto inesperado en la oscuridad de la noche; o Celia, que morirá de mal de amores al romperse su noviazgo con Braulio.

Y podrían añadirse otras. Saquemos a la luz a Ña Francisca, obligada a sufrir las decisiones de un esposo revolucionario sin rechistar para mantener la armonía del hogar; a Maristela, niña de doce años de la que abusa Atilio, primo suyo; o a Arminda, joven de dieciséis años que contrae matrimonio con don Jenaro, un rico italiano de cuarenta y cinco.
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Estas mujeres, que lucen en los cuentos de Josefina envueltas en un manto de tragedia, sufren inexorablemente a manos de los hombres en una sociedad hipócrita y servil que los ampara y apoya en silencio. La escritora española, que sabe mimetizarse en la cultura paraguaya con suma plasticidad, no juzga: se limita a narrar la vida de sus protagonistas femeninas, construidas sobre la base de mujeres reales de carne y hueso a las que se ha vejado, humillado, violado, apaleado y ultrajado con la connivencia de unos y el silencio de otros.

Desde la atalaya de su propia experiencia y con un estilo que ondula entre la claridad de la crónica periodística y ciertos toques de vanguardismo lírico e intimista, Lita Pérez Cáceres sigue el rumbo de denuncia marcado por Josefina Plá. El libro de cuentos que tengo ahora en mis manos se titula Locas de amor. El amor ha sido el detonante, en muchos casos, de la sinrazón y la locura en los seres humanos. Foucault, que tanto escribió sobre la locura, afirmó en términos generales que quienes piensan y actúan de manera diferente suelen ser recluidos en manicomios. Sostuvo, además, que la locura es una construcción sociohistórica que varía dependiendo de la época y las normas sociales.
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Así, en otros tiempos los «locos» han sido considerados portadores de una verdad sobrenatural o divina. Por ejemplo, durante el Renacimiento la locura era vista como un signo de genialidad. Con la Modernidad, esta manera de ver al loco cambió radicalmente. La locura se llevó al plano de lo oculto, lo velado, o se encerró en instituciones mentales con el fin de sanear la sociedad y mantener el orden, un poder soberano y una verdad hegemónica.
Locas de amor contiene doce cuentos que exponen las experiencias de mujeres enajenadas por las circunstancias que les ha tocado vivir en su relación con los varones. Una mujer sin nombre a la que su marido no presta atención enloquece, imaginando que tiene una vecina llamada «Rara» en un lugar desértico y abandonado; Josefa pierde la razón al ser violada de niña en una parva por su propio tío; Ana María, enamorada de un hombre casado, no puede disfrutar de su amor por culpa de las convenciones sociales hasta 50 años después; Medea envenena a sus tres hijos al descubrir la infidelidad de su marido, Mosquito; y Rosa sacrifica su bienestar económico y social al casarse con un músico pobre y bohemio que la deja morir de hambre junto a su hijo.

Tampoco faltan en Locas de amor personajes históricos femeninos como Juana la Loca, hija de los Reyes Católicos, cuya pasión por su esposo, Felipe el Hermoso, la hizo rebelarse contra sus infidelidades, socialmente aceptadas entre la realeza y la aristocracia, con escándalos públicos por los que su propio padre, Fernando II de Aragón, la mandó encerrar, injustamente acusada de «loca» con el propósito de quitársela de en medio, en un castillo en Tordesillas hasta su muerte en 1555.
La escritora nicaragüense Gioconda Belli Pereira escribió una novela sobre Juana la Loca en el año 2004, El pergamino de la seducción. En ella, una joven llamada Lucía trata de averiguar si Juana fue víctima de conspiraciones y luchas de poder o enloqueció por amor y celos, anteponiendo sus sentimientos a las exigencias políticas de la monarquía.
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En Locas de amor hallamos también protagonistas femeninas que conviven con lo sobrenatural y fantasmagórico, como Renata, que viaja con su amiga Margot a un lugar arcano, escalofriante y ultramundano llamado September; Alicia, una viuda anciana abandonada por su hijo Joaquín en una residencia lúgubre y tétrica en la que se reencontrará con su marido, Luciano; o las «tres Marías» del cuento El horóscopo chino, historia tan enigmática como encriptada.

Y para terminar tan original libro, Lita Pérez Cáceres nos narra las aventuras y desventuras de una mujer vendedora de enciclopedias. Verdaderamente, estos son cuentos destinados a provocar sobresalto emocional ante la locura, el dolor y el hado luctuoso de sus protagonistas. En ellos no se ha de encontrar paz, pero sí una profunda compasión por aquellas mujeres que han perdido el juicio solo por amar y desear ser amadas.
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Lita Pérez Cáceres nació en Asunción, Paraguay, el 27 de octubre de 1940. En 1947 se marchó a Buenos Aires (Argentina), donde residía su padre, Humberto Pérez Cáceres. Allí hizo sus estudios primarios y secundarios. En 1965 regresó a Paraguay, y en 1985 inició una tan exitosa como meteórica carrera de escritora y periodista ganando concursos literarios y trabajando en medios de comunicación como La Familia, los diarios Patria, Noticias, Hoy, La Opinión y el seminario Cambio 21. Entre sus obras publicadas están Encaje secreto (2002), Amalia al amanecer (2004), en coautoría con Mario Halley Mora, Rebelión en el jardín (2004), Mi vida con Herminio Giménez (2005), La pasión (2006), Cuentos del 47 y de la dictadura (2008), Cartas de amor y otros cuentos (2010; Premio Roque Gaona de la Sociedad de Escritores del Paraguay), etc.
Fausto Ediciones
Asunción, 2025

*José Antonio Alonso Navarro (Madrid, 1965) es doctor en Filología Inglesa por la Universidad de La Coruña, escritor, traductor y crítico literario. Ha publicado Paraguayan Pearls (Álamo, 1999), Sol y luna (Arandurã, 2000 –en coautoría con Iván González–), Che ñahati-i paraguaya (Arandurã, 2003), Málaga en Picasso (Imprenta Salesiana, 2006), Olivo de mi ser (Rosalba, 2022) y Ramillete de biznagas (Benmar, 2025), entre otros libros.
