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Sequera conversó este jueves con ABC y dijo que, a pesar de sonar “muy duro” con esta afirmación, se debe entender la dinámica del contagio por COVID.
En ese sentido, aseguró que el 35% de los adultos mayores de 60 años del país aún no se aplicaron dosis alguna de la vacuna contra el coronavirus. Estas declaraciones se dan en momentos en los que se plantea la vacunación de adolescentes de 12 a 17 años sin enfermedades de base.
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El director de Vigilancia explicó que los niños fueron los que menos sufrieron con la pandemia, al menos en Paraguay. Dijo estar a favor de la vacunación de los menores pero con enfermedades de base, una cuestión que los sitúa en una franja de riesgo.
“Las escuelas siempre fueron fuente de contagio, no solamente de COVID-19. El tema es que tenemos a la población adulta que no está totalmente vacunada. Eso preocupa (...) Los niños con factores de riesgo sí (deben ser vacunados), con diabetes tipo 1 u obesidad. En el caso de COVID no me interesa tanto que los niños se vacunen, sino los padres y los adultos”, manifestó el médico.
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Siempre dentro de ese contexto, Sequera explicó que la pandemia da lecciones de las cuales se aprende. “Hoy estamos aprendiendo que no tenemos que ilusionarnos con ese nivel de cobertura que teníamos que alcanzar, con una lógica de vacunar a todos para que pare la epidemia (...) Hoy lo que aprendimos es que la ola viene igual porque las variantes eluden. Yo creo que no se debe apuntar a la población total, sino apuntar a la vacunación a las poblaciones de riesgo”, indicó.
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Una “luna de miel”
Sobre la relajación social, Sequera dijo que lo inevitable es que se produzca otra ola de contagios. “Hay una cierta inmunidad que puede ser alterada por otra variante. La gran movilidad social acelera la siguiente ola nada más”, señaló.
Sobre el punto, expresó que “no podemos vivir en cuarentena. Tenemos clarísimo que es nuestra luna de miel. Ahora es momento de que la gente se libere, pero saber cómo hacerlo. Tenemos que aprovechar esta primavera con las medidas que aprendimos”.
El director de Vigilancia explicó que es por ello que desde el Gobierno actualizan las medidas de seguridad sanitaria cada dos semanas. “Lo que pasa es que hay mucha incertidumbre. No sabemos cuándo va a empezar a aumentar. Por eso los decretos tienen 2 a 3 semanas de duración. En Sao Paulo y en Río de Janeiro los casos están aumentando”, finalizó, al tiempo de recordar que las cuarentenas sí son efectivas y que lograron detener, en gran parte, el avance de los contagios.