Después de dos años de dar clases bajo precarias carpas, en la cocina y en los pasillos, finalmente los alumnos de la escuela Curuzú Francisco del barrio San Blas de la ciudad de Villarrica podrán desarrollar sus actividades escolares dignamente en las nuevas aulas que fueron habilitadas por la Municipalidad. Las obras de refacción del pabellón con cinco aulas tuvieron un costo de G. 325 millones del Fonacide.
Alumnos de la escuela Curuzú Francisco de Villarrica volverán a iniciar el año lectivo bajo precarias carpas y en los pasillos del local de la institución debido a que un bloque con cinco aulas desde hace cinco años está clausurado por peligro de derrumbe. Desde la dirección de la institución temen que ante las malas condiciones de las aulas muchos niños migren a otras escuelas y lamentan la falta de acción de las autoridades.
SAN PEDRO. Estudiantes de un colegio de Tacuatí reciben educación en el patio, bajo árboles. La semana pasada, por recomendación del MEC se clausuró el pabellón con aulas, donde ahora el techo se desploma. Directivos venían alertando del peligro desde el 2015, pero las autoridades hicieron caso omiso al reclamo.
Cinco empresas se presentaron al llamado a licitación pública hecho por la Municipalidad de Villarrica para la refacción de aulas en la emblemática escuela Curuzú Francisco, que se encuentra en deplorables condiciones. Desde el inicio del año lectivo, los alumnos desarrollan sus actividades bajo precarias carpas debido al peligro de derrumbe en la estructura de la institución.
A principios del año, alumnos del Colegio Nacional San Roque González, de Capiatá, daban clases a la intemperie debido a que todo un pabellón tuvo que ser clausurado por peligro de derrumbe. Hasta la fecha, las obras ni se han iniciado y los estudiantes de la educación media tienen que dar clases bajo carpas.
Directivos de la Escuela Curuzú Francisco de Villarrica denunciaron que el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) pone trabas para concretar la construcción de nuevas aulas. La institución cuenta con siete aulas clausuradas por peligro de derrumbe y mientras tanto los niños dan clases bajo precarias carpas que fueron proveídas por la cartera de Estado.