Caapucú

En la lista de anecdóticos sucesos políticos de los últimos tiempos, un común denominador resuena en esos discursos, decisiones, actos administrativos, judiciales o legislativos contrarios a los principios democráticos que enarbola la Constitución, y se resume en la siguiente frase: “Y a mí, qué”. Es la muestra palpable del desprecio a las leyes, al bien común, a la transparencia y la rendición de cuentas en una sociedad democrática, a la supremacía de la Constitución y a la seguridad jurídica. El ejemplo más reciente es la resolución del intendente de Caapucú Gustavo Penayo (ANR – cartista) en la cual prohibió actividades alusivas a Halloween en entornos públicos y privados, alegando que las mismas son contrarias a los valores religiosos. Si las autoridades de Caapucú creen que pueden pisotear nuestra Carta Magna a sabiendas, y aún así continúan en su propósito, ¿de que serán capaces en las próximas elecciones municipales?

El intendente de Caapucú prohibió las fiestas de Halloween en su ciudad y anunció controles con la Policía Municipal. Desde la Policía Nacional, señalan que no se pueden evitar las fiestas o los disfraces y no acompañarán operativos que afecten derechos constitucionales.

La presidenta de la Junta Municipal de Caapucú, Lidia Téllez, defendió la polémica resolución del intendente Gustavo Penayo que prohíbe las fiestas de Halloween en el distrito. Aunque reconoció que la medida viola la Constitución, afirmó que “el intendente tiene potestad” y anunció que saldrá a las calles para ayudar a controlar su cumplimiento.

El intendente de Caapucú, Gustavo Penayo, manifestó hoy que la decisión de su Municipalidad de prohibir las fiestas de Halloween en ese distrito busca prevenir “provocaciones” con “disfraces antivalores o anticristianos”, además de “precautelar a los jóvenes” que “terminan en coma de alcohol” en fiestas.

La abogada Alejandra Peralta Merlo, especialista en Derechos Humanos, calificó de “arbitraria e inconstitucional” la resolución de la Municipalidad de Caapucú que prohíbe las fiestas privadas de Halloween por considerarlas “contrarias a la formación moral y religiosa” y a la “identidad cristiana” del distrito.